lunes, 20 de marzo de 2017

“Game Over” para el descuartizador de San Mateo


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“Game Over” para el descuartizador de San Mateo
Abner Sánchez Ynojosa

Hasta ahora no existe un comentario digno para describir la dantesca historia de Osbel José Pinto Pérez mejor conocido como “El Cirujano de San Mateo” del estado Aragua. El repertorio casi interminable de asesinatos de éste atípico criminal, en su mayoría estaban asociados con el descuartizamiento de órganos como los que hacía Leatherface –villano principal– en las películas de La Masacre de Texas.

Los homicidios que catapultaron la fama de El Cirujano los cometió el presente año 2016, y quizá creyéndose uno de los asesinos ficticios del escritor Martin Hahn, dejaba cerca de sus víctimas escalofriantes mensajes, con los que advertía próximos ataques a los que por alguna razón chismosearan sobre su paradero.

Sin embargo, la retorcida mente de éste atroz victimario no se forjó de la noche a la mañana, cientos de fuentes extraoficiales aseguran que prestó servicio militar a la patria durante su estadía en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Y en lugar de formase en un individuo con valores como se espera, terminó siendo un homicida en potencia. Además, familiares de las víctimas afirman que solía pasársela con miembros de la banda de “Carlos Morcilla”. Despiadado, sagaz, calculador y escurridizo son los adjetivos que mejor lo definen.

La noche del 27 marzo
lo decapitó por “sapo”

Ya con una colección de 12 propiciadas muertes de las que cualquier director de cine necesitaría varias franquicias para unos cuantos largometrajes, El Cirujano a principios del año 2016 se había mantenido al margen como quien no quiebra un plato, pero no fue sino la noche del 27 de marzo cuando un “entrometido” sujeto, presuntamente se había inmiscuido en su asuntos delictivos y el asesino serial decidió darle chuleta.

El infortunado fue identificado por las autoridades como Jesús Ramón Canache de 45 años de edad, y según información ofrecida por un testigo circunstancial, Canache se hallaba en el barrio Sucre de San Mateo, adyacente al callejón La Pradera, municipio Bolívar de Aragua, y tras haber filtrado información a los cuerpos de seguridad sobre las andanzas de El Cirujano, éste lo interceptó apuntándolo con un revolver 38 Smith & Wesson. Bajo amenaza de muerte se lo llevó a su madriguera sangrienta y sin explicarse cómo ni con qué, le amputó la cabeza, haciéndole un corte perfecto, de esos que aplicaría cualquier profesional de salud obligado para salvarle la vida a su paciente.

La fechoría no le bastó sino que devolvió a la víctima al mismo lugar en donde lo había pescado, y con lo que parecía ser un labial rojo mate dejó junto al cadáver una nota con el mensaje “A los demás les va ir peor que a este”. El asesino aseguró que mató a la víctima por “sapo”.

No obstante otra versión de los hechos, manifestó que el psicópata mató a Canache, por haberse entrometido en su historia de amor con la mujer a la que decía que amaba, hasta que la muerte los separara, y que Canache era el segundo miembro de la familia ultimado por El Cirujano. Está y la versión anterior aún siguen siendo investigadas las autoridades.

Le pegó cuatro pepazos
a su mujer por dejarlo

Los meses habían pasado, San Mateo parecía estar descansando, e incluso se respiraba un aire de paz. El Cirujano no tenía razones para exterminar a nadie más. En cierta ocasión pensó reivindicarse y ocuparse a ser feliz con su mujer, Yessica Carolina Cedeño Pérez (29), “la legalita” como solía llamarle. Y otras cinco rocheleras a las que les sacaba paseo cada vez que se le antojaba.

Un buen o quizá mal día, Yessica, se enteró por terceras personas que su gran amor le estaba montando por cuernos, no solo con una sino con cinco vagabundas del barrio. La joven sentía que le mundo se le derribaba a sus pies al enterarse de la noticia, y con todo el dolor del mundo decidió dar fin la relación sentimental.

Dicen que Yessica, lo esperó hasta altas horas de la noche y tras recibirlo, éste la sorprendió con un ramo de rosas. Descontrolada sin medir las palabras ni los actos, le arrojó las flores a la cara, le sacó la ropa a la calle, y lo corrió de la casa después de insultarle y decirle hasta del mal que se iba a morir.

El Cirujano por varias semanas le imploró otra oportunidad. Como un perro se arrastró pidiéndole perdón a la muchacha, la cual no estaba dispuesta a perdonarlo, ni que le bajara la luna, el sol y las estrellas.

Llorando como un infante al quien le quitan un caramelo, decidió retomar el juego que había abandonado con tanta renuencia, el del asesinato. Alguien hablaba del “fantasma de la vieja ansiedad”. En El Cirujano se había despertado el fantasma del homicidio. A su mente anidaron furibundas ideas sobre el final que le daría a Yessica por haberlo dejado.

Realizó un minucioso trabajo de investigación sobre las entradas y las salidas de la joven y alrededor de las 10:00 p.m., del pasado miércoles 15 de junio se escondió cerca del puente situado en el sector La Pradera, con el objetivo de esperar a que Yessica llegase hasta ese punto para sorprenderla.

Al tenerla cara a cara, sintió que el corazón le estornudaba y pese a que había planeado mil formas de aniquilarla, empleó la típica, la que consideraba que usaban los criminales inexpertos o los cobardes. Sacó su arma de fuego efectuándole cuatro impactos de bala en la cabeza, causándole la muerte de forma inmediata.

Se debilitó y sus enemigos
le dieron “Game Over”

Luego de su última fechoría El Cirujano no volvió a ser el mismo, cuentan que vagaba errante por las calles del municipio Bolívar, cantando con ritmo desafiando: Yessica, Yessica, Yessica… algunas veces duraba fines de semana completos en clubes de mala muerte, buscando saciar el dolor, la pena y la ira con tragos de alcohol.

La madrugada del jueves 30 de junio, el hombre salió de su casa con el objetivo de deambular por las calles para intentar liberar la sensación abrumadora que le ataba hasta los tuétanos. Pero en esta oportunidad no llevaba su acostumbrado revolver.

Notaba como iba cayendo el frescor de la noche, y comenzó a temblar no por el frío sino por algo que no lograba entender. Estaba sudando, acalorado como si hubiera estado trotando. De pronto prefirió regresar a casa. Al darse la espalda sintió un disparo en la pierna izquierda que le derribó.

Tan pronto se puso en pie, un sujeto con instinto de leopardo feroz se le aproximó metiéndole un palazo en la cabeza. Sintió lo que sienten cientos de venezolanos cuando el Gobierno baja por la noche los breques de energía eléctrica y todo se torna oscuro. Quedó inconsciente.

Lo hallaron picado
como figurita de papel

El célebre delincuente apodado El Cirujano, sus enemigos lo picaron con un esmeril del mismo modus operandi que éste a sus víctimas. En pleno centro de San Mateo, transeúntes avistaron la cabeza del hombre colgando en una pasarela y restos de las extremidades como un brazo se encontraba en la calle 25 de Marzo, el otro en las piedras, y las piernas fueron localizaron frente a un Mercal.

Momentos más tardes el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), ubicó  el cráneo que tenía incrustada un trozo de cabilla en la oreja derecha y guindado con un alambre. Allí sus verdugos dejaron un mensaje en inglés: “Game Over”, cuya interpretación en español es “fin del juego”. Un título hecho a la medida para el caso,  tomando en cuenta que llegaron a su fin las fechorías de este individuo.

En el lugar de los hechos se desplegaron comisiones mixtas no solo del Cicpc, sino la Policía de Aragua, y la Guardia Nacional quienes aún buscaron el torso del cuerpo, que según rumores aún se encuentra en la casa de los familiares de la última víctima del hoy occiso.

El caso todavía sigue abierto, las autoridades investigan la chorrera de muertos que dejó El Cirujano, entre los que relucen Kevin Daniel Herrera Pinto (20), quien falleció desangrado tras cortarle la mano derecha, en mayo de 2015, así como otro sujeto al que le cosió la cabeza junto al abdomen.

Instagram: @abner.sanchez.ynojosa

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