El líder opositor venezolano, Henrique
Capriles, adelantó en entrevista con AFP que vienen tiempos de
movilizaciones callejeras para obligar al gobierno a aceptar un
referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro este año,
frente al peligro de un estallido social.
El dos veces candidato presidencial y
gobernador del estado Miranda, de 44 años, es el principal impulsor del
referendo como válvula de escape a la grave crisis política, económica y
social del país.
Y la oposición está urgida. Si el
referendo se realiza antes del 10 de enero y Maduro pierde, habrá
elecciones. Pero si es revocado después de esa fecha, será sustituido
por su vicepresidente.
El próximo jueves los opositores
marcharán para exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE), al que acusan
de servir al chavismo, la fecha de recaudación de los cuatro millones
de firmas necesarias para convocar la consulta.
En vísperas de lo que la oposición llama
la “Toma de Caracas”, Capriles recibe a la AFP en el pueblo costero de
Higuerote, en el central estado Miranda.
– ¿Qué pasará si la marcha no es multitudinaria?
Va a ser masiva, pero no creamos que ese
día cambia el gobierno. La expectativa que pueda haber, más allá de la
cantidad, es la ruta de qué vamos a hacer de cara a una nueva etapa para
el referendo.
Más movilización en la calle,
movilización hacia las instituciones, las instancias internacionales,
que cada día Mercosur, Unasur, la OEA, la ONU exijan con más firmeza al
gobierno que tiene que respetar la Constitución.
Si todos ejercemos la presión
democrática, empujamos en la misma dirección, dada la situación
económica y social que vive el país, no le va a quedar más remedio al
gobierno que aceptar el referendo.
Las agendas individuales han hecho mucho
daño, pero el referendo se hizo en el tiempo que debía hacerse. Hubo un
debate inicial innecesario, pero el revocatorio se planteó en el
momento preciso, no como dice el gobierno.
Vamos a hacer todo lo que haya que hacer
para que el revocatorio sea este año y creemos que se puede hacer este
año. Si el gobierno mata el revocatorio, habrá un estallido social.
Matarlo es decir que no va a haber revocatorio. El 2017 no mata el
revocatorio, pero como no podemos detener el tiempo, la pregunta la
respondo en unas semanas.
Pero lo más importante lo tenemos, que
es el apoyo del pueblo. Lo que tenemos es el reto de que esta fuerza
siga superando los obstáculos que nos pone el gobierno hasta que
logremos el cambio definitivo y hacia allá vamos.
El único que tiene su mirada puesta en
el 2018 es Maduro. Los venezolanos en la calle quieren un cambio ahora,
porque saben que el país está deteriorándose a una velocidad que el 2018
es muy lejos. Es impensable que podamos hablar del 2018 sin tener en el
medio algún desenlace.
Los tiempos de la diplomacia generalmente son muy lentos y, como bien calificó el secretario general de la ONU, estamos en una crisis humanitaria. ¿Cuánto es sostenible esto? Las instancias internacionales se han ido pronunciando, pero pedimos que el acompañamiento sea diario. El problema en América hoy es Venezuela y no subestimen un estallido social.
– ¿Cree que están dadas las condiciones para eso?
Está en el ambiente. Si en 1989, en
condiciones menos malas, hubo el Caracazo (sangriento estallido popular
contra el alza del precio de la gasolina). Están dadas las condiciones
para una explosión social en Venezuela. No la queremos, pero cuando hay
hambre, no se le puede pedir al ser humano racionalidad porque la
pierde. No lo digo para exagerar, sino simplemente dejando el testimonio
de mi preocupación y por eso la solución política.
El chavismo era Hugo Chávez. El chavismo
se ha sostenido de manera política sobre las instituciones que
controlan, sobre una burocracia que controla y amedrenta.
Para mí, el tema de la Presidencia no es una obsesión ni mucho menos. Sin duda alguna, todo este esfuerzo queremos que se cristalice. Quiero ver a mi país cambiar, pero para llegar allá primero hay que cruzar otros puentes.
(AFP)
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