jueves, 19 de diciembre de 2019

Trump sobre el impeachment y a los demócratas: “Tendrán una marca eterna de vergüenza”


AFP
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El presidente estadounidense Donald Trump es combativo y le gusta exhibirse y la noche de ayer miércoles, en momentos en que la Cámara baja votó enjuiciarlo políticamente mientras participaba de un mitin en Michigan, tuvo ambas cosas.
Cosas del destino, un acto en la pequeña ciudad de Battle Creek planeado mucho tiempo atrás, coincidió con la aprobación de su acusación en Washington.
En efecto, la histórica votación en la Cámara de Representantes tuvo lugar mientras el mandatario hablaba ante unos 7.000 firmes seguidores.
“Queremos a Trump, queremos a Trump”, cantaban sus simpatizantes incluso antes de que se subiera al podio.
Nada más gratificante para alguien necesitado de desahogar su ira contra sus rivales demócratas, contra los medios de comunicación y todas las demás fuerzas que, según él, conspiran en su contra.
Trump no lució en el mitin como un Presidente contra las cuerdas, sino que exhibió su típica energía y sus bromas, solo que más enojado.
Acusó a los demócratas de actuar “consumidos por el odio” y de "intentar anular los votos de diez millones de patriotas estadounidenses", recibiendo vítores del público.
“Ellos están intentado someterme a un proceso desde el día uno. Han intentado someterme a un proceso desde antes de que yo postulara”, agregó.
“A través de sus acciones depravadas (…), los locos demócratas de Nancy Pelosi se han señalado con una marca eterna de vergüenza”, dijo Trump en referencia a la presidenta de la Cámara Baja en un mitin en Battle Creek (Michigan), minutos después de que se aprobaran los cargos en su contra de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
“Ellos no creen que (ustedes) no tengan derecho a elegir a su propio presidente (…). Creen que pueden vetar su voto”, añadió el mandatario dirigiéndose a la multitud que lo acompañaba.
Controlada por la oposición demócrata, la Cámara baja convirtió a Trump en el tercer mandatario en la historia de Estados Unidos en ser sometido a la humillación de un juicio político.
Y mientras lo hacía, Trump se encontraba feliz rodeado de sus simpatizantes. La multitud se reía de sus chistes, abucheaba cuando les pedía que lo hicieran y lo alentaban con cada comentario.
“Prefiero estar aquí. Estos actos son grandiosos”, dijo a la multitud. “Ustedes me inspiran a seguir adelante”.
“Cuatro años más, cuatro años más”, cantaban sus simpatizantes como respuesta.
El Presidente estima que el impeachment terminará por impulsar su reelección en los comicios de noviembre de 2020, creando una ola de indignación en la derecha capaz de barrer a la oposición de izquierda.
Pese a que las encuestas revelan que bastante más que la mitad del país lo desaprueba, Trump espera alzarse con los estados con mayor peso del colegio electoral, como Michigan.
Destacó el buen desempeño de la economía y temas de gasto militar, pero más que nada atizó a la multitud con sus tesis conspirativas que según él buscan humillar a los ciudadanos comunes.
Y reiteró su lista de enemigos, con los consabidos calificativos, como el “sospechoso Schiff”, en alusión a líder de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes Adam Schiff, o “Hillary la deshonesta”, en referencia a su antigua rival en la carrera presidencial de 2016.
Tampoco faltaron alusiones a la prensa “mentirosa”, e incluso trató despectivamente a una mujer que desplegó un cartel en su contra, a la que calificó de “vaga” e instó: “Sáquenla de aquí”.
Dijo, una y otra vez, que el juicio político no tiene importancia. “No estoy preocupado”, afirmó ante la multitud. “No sé ustedes, pero yo me la estoy pasando bien”.

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