viernes, 28 de febrero de 2014

Sicario entró al Hospital Adolfo Pons fingiendo un esguince

Sucesos
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S
Gilberto Semprún
viernes 28 de febrero de 2014 07:36 AM
Maracaibo / Otto Rojas
Como un camaleón entró un sicario al Hospital Adolfo Pons. Se hizo pasar como un paciente, logró burlar los anillos de seguridad del centro asistencial y ultimó, de tres impactos de bala, a Josué Rodríguez, de 32 años. Así lo contaron los galenos que estuvieron de guardia, la noche del pasado miércoles.
El delincuente, quien vestía una bermuda negra y una franela, entró por la puerta de emergencia del centro hospitalario, ubicado en la avenida Fuerzas Armadas, al norte de Maracaibo.
“Dijo que se había caído de una moto y que tenía un esguince, que le producía mucho dolor”, narró una doctora.
Uno de los diez milicianos que custodian las áreas internas y externas del “Pons” lo dejó pasar y le dijo que se sentara en la sala de espera hasta que fuera atendido por los médicos.
En un descuido de los oficiales, el hampón quien fue descrito como un joven, entre 20 y 25 años, de piel blanca, contextura promedio y estatura alta, pasó el portón de rejas blancas que divide la sala de espera con el área de traumatología y subió las escaleras hasta hospitalización, expresaron quienes presenciaron el asesinato.
El sicario caminó por uno de los diez pasillos del primer piso del hospital directamente hasta donde estaba recluido Rodríguez, en la cama 6, de la habitación B, indicaron los oficiales del Cpbez que acudieron al sitio la noche del homicidio.
A las 7:50 pm abrió la puerta de la habitación donde estaban seis pacientes más. Le dijo a la doctora que atendía a Rodríguez: “Apartate, no lo atendáis más que él ya está muerto” y le disparó tres veces delante de la mirada atónita de la esposa.
El hombre quedó tendido en la cama con un balazo en la cara, abdomen y hombre izquierdo. El estruendoso sonido de los disparos retumbó las paredes del centro médico.
En ese momento se generó una alarma en las instalaciones. Todos los trabajadores, pacientes y doctores corrieron para refugiarse.
“No sabíamos lo que había ocurrido, por eso nos escondimos todos los que estábamos de guardia en los baños, otros se metieron en la sala de limpieza y hasta debajo de los escritorios”, narró una enferma, sin identificarse.
El delincuente bajó corriendo las escaleras sosteniendo el arma homicida, una pistola calibre 38. A todas las personas que veía durante su recorrido los amenazaba de muerte:
— “Apartate de mi camino, si no quieres que te mate”, repitió una y otra vez hasta que salió por la misma puerta que entró, 15 minutos antes.
Afuera lo esperaba una moto con otro sujeto. Se montó en la parrilla y huyó a toda velocidad, comentaron quienes pernoctaban en hamacas a las fueras del hospital.
Josué Rodríguez ingresó al centro asistencial, el pasado sábado a las 10:00 de la noche, con cinco impactos de bala. Según indicó su esposa, Yeimis Rodríguez, él estaba comiendo en un puesto de perrocaliente en el sector San Jacinto, cuando llegó el mismo delincuente (el sicario) y le disparó 5 veces.
“Llegó al ‘Pons’ manejando un carro, se bajó del auto y se montó en la camilla, decía que no lo dejaran morir porque él quería mucho a sus hijos (...) fue hospitalizado y estaba esperando para ir a cirugía”, expresó personal médico.
Funcionarios de la policía científica comenzaron con las investigaciones de rigor. Entrevistaron al personal de guardia y se llevaron los videos de las cámaras de vigilancia para ser analizadas, con el fin de identificar al homicida de Josué. Ayer, en el hospital solo trabajó la emergencia, tenían el acceso restringido a los visitantes.
La familia se mostró hermética. El cuerpo no fue velado; ayer los restos fueron enterrados, sin actos fúnebres, en el cementerio San José. Residía en el barrio María Fonseca, parroquia Idelfonso Vásquez.
Una fuente del Cicpc aseguró que Rodríguez tenía antecedentes penales por porte ílicito de armas, drogas y había estado preso en Mene Grande.

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