viernes, 20 de septiembre de 2013

19 familias de Ocumare de la Costa convirtieron sus ranchos en casas


by Maryam Maryan Marquez Colina
Entrega de viviendas Ocumare de La Costa 046Desde la carretera de tierra que conduce al sector La Reserva, en el municipio Ocumare de la Costa, el fresquito playero empieza a amainar, el sol no sólo pica, abrasa. Poco antes de las 10 de la mañana de un jueves 19 de septiembre - día de fiesta comunitaria- huele a cemento en pleno proceso de mezcla.
Ni toldo, ni globos, ni la visita de las autoridades del Gobierno Nacional detiene el trabajo voluntario de construcción en el nuevo urbanismo rehecho por el Consejo Comunal “La Reserva Ocumareña”, en las costas aragüeñas: aquí la gente sigue vaciando losa. Traslapados por el toldo, dos morenos depositan en la mezcladora la combinación exacta de cemento y piedra para preparar el menjurje con el que se echa el piso de lo que luego será un hogar.
Ataviados con par de franelas rojas en las que destaca el rostro del Che – ese mismo cuyo epónimo define a la Misión que los formó en técnicas de construcción – trabajan descalzos y, al mismo tiempo, explican a los más chamos ese saber hacer que garantizará más casas dignas a las generaciones futuras.
Jonathan Vásquez es uno de ellos. Egresó hace dos años como bachiller de la Misión Ribas y antes de “irse a la capital”, como dice, prefirió quedarse en el barrio para trabajar, junto a la comunidad organizada, en la resolución de los problemas que los aquejan desde que tiene uso de razón, hace 23 años.
“Nosotros comenzamos desde cero, en el 2012 la Misión Che Guevara nos facilitó que una escuela de construcción de Maracay viniera para acá y así un grupo, que no sabía nada de esto, aprendimos a hacer la losa, el vaciado de la losa, el emblocado, aprendimos a frisar, la técnica de la mezclillas, pegar cerámica, cosas de plomería, y ahí hemos, poco a poco, construido las casas”, cuenta.
Ninguna de las 19 nuevas casas cuyos cerrojos abrirán ahora con las llaves de 19 familias es para él, ni siquiera para un primo, sí para sus hermanos de comunidad -como se dicen y se sienten- en una hermandad que ratifica el ojo de forastera.
“No importa que no vaya a recibir casa hoy, porque todavía estoy cuadrando lo del terreno, pero yo aquí, aquí, vivo desde hace 9 años, antes venía porque tenía amigos. Y trabajo en esto porque quiero que mi sector surja, pues. Desde 2010 luchamos para que tuviéramos luz, y la tenemos, ahora tenemos casas en lugar de puros ranchos, y vamos a seguir trabajando para que no quede ni un rancho, sino pura casa, y también por el asfaltado y la canal”, añade Vásquez, casi impresionado por la pregunta acerca de su participación en uno de los cinco frentes de construcción, toda vez que ni ese día, ni siquiera la semana entrante, dormirá en un nuevo cuarto.
Fueron exactamente cinco frentes de autoconstrucción los que, desde hace un año, se organizaron y recibieron el acompañamiento pedagógico de la Misión Che Guevara, uno de los programas desarrollados por el Ministerio de las Comunas y los Movimientos Sociales. Los recursos materiales corrieron a cargo de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y la Alcaldía de Ocumare de la Costa, para un desembolso promedio de 120.000 bolívares por cada nuevo hogar.
Pasadas las 10, el mujerero del sector dispone bajo el toldo un grupo de bolsos con el logo de la Gran Misión Vivienda Venezuela, a través de cuyo Órgano Superior se hace posible la adjudicación de las casas. Esperan al titular de Comunas y a la alcaldesa del municipio para celebrar en conjunto las buenas nuevas y aprovechar la oportunidad para incorporarlos en una asamblea en la que se expongan los pendientes de esta zona que empieza a cambiar, pero en la que aún hay ranchos en los que el sol nada benevolente atraviesa las grietas y las goteras.
La lideresas en potencia, infantes todavía, reposan los cuerpos minúsculos y curtidos por el calor en tres sillas a escala apostadas en el portal de una de las nuevas casas: unas amarillas, otras color guayaba. Juegan a la pelota mientras cuchichean por el alboroto que causa la llegada de los medios de comunicación. “Mira, riéte que nos van a tomar una foto”, instruye una a la otra, sin soltar la pelota de playa. Son todas hermanas, hijas de Brenda Espinoza, una de las madres del sector celebra con euforia la alquimia hecha por manos de pueblo que convirtió su otrora rancho en la casa en la que ahora verá crecer a sus seis muchachos.
“Nosotros todos antes teníamos ranchos, se nos metía el agua, eso era pararse en la madrugada, a las 4 de la mañana, a tapar las goteras con telas, porque llovía y se nos metía el agua. Pero ahora, mira mi casa – dice señalando el interior de la casa con las niñitas juega pelota – es hermosa, la amo, es algo tan maravilloso, con su sala, sus cuartos, su cocinita. Y tenemos más proyectos de casa, este no es el fin”.
Y sí, Brenda y sus chamos ahora tienen 62 mts2 para jugar pelota y dormir a sus anchas, sin el tic tac de las gotas de lluvia chocando contra el zinc. Todos esos metros repartidos en tres habitaciones, un baño, sala, cocina-comedor, lavandero y estacionamiento, probablemente para las tantísimas motos en las que empieza a llegar la gente para la asamblea.
Justamente una asamblea fue la génesis de toda la algarabía convertida ahora en paredes, techos y jardines que empiezan a florecer. Así lo cuenta José Lara, vocero del Consejo Comunal “La Reserva Ocumareña”. “Hicimos una gran asamblea de ciudadanos en la que vecinos del sector se avocaron a esa gran necesidad que es la vivienda, allí todavía éramos los de la Misión Ribas los que movíamos, pero luego vino la gente de Pdvsa, nos dieron los recursos, y en seguida nos organizamos para empezar a construir. Yo soy constructor de mi propia vivienda, y esto lo hemos hecho con el sistema de Sustitución de Rancho por Vivienda (Suvi)”, cuenta mientras se prepara para declarar a una televisora local.
Entrega de viviendas ocumare de la costaEntrega de viviendas Ocumare de La Costa 017Además de las 19 familias que recibieron hogar el jueves 19 de septiembre en el municipio Ocumare de la Costa, dos más lo hicieron en el municipio José Ángel Lamas, ocho en el José Félix Ribas, nueve en el Libertador, dos en el Mario Briceño Iragorry y una en el municipio Santos Michelena, para un total de 41 nuevas viviendas cuyos fogones cocinarán, desde este día, sabores e historias de casa.
Marianny Sánchez – Prensa MinComunas

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