martes, 10 de septiembre de 2013

Mexicanos se unen en oración por el Medio Oriente


Tras la iniciativa realizada en Roma, un grupo de evangélicos de la ciudad de México decidió realizar una convocatoria semejante para reunirse frente a la embajada egipcia, con la idea de orar por los cristianos de Egipto y Siria.
El evento surgió por la iniciativa personal de Martín López, (nombre utilizado por su seguridad). Él es un misionero con enfoque en el mundo islámico, que estos meses ha visitado varias iglesias de México explicando su sentir hacia esta zona del mundo, donde espera iniciar su misión en los próximos meses.
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La convocatoria, que se realizó principalmente por Facebook, llegó a decenas de personas que quisieron unirse para orar por la situación complicada que atraviesan los cristianos, tanto en Egipto como en Siria.
El lema de la jornada de oración fue un versículo en Isaías (19:20-25), donde se encuentran palabras de bendición hacia Egipto y Asiria.
Aunque “llovía a cántaros”, la jornada de oración se desarrolló, bajo los paraguas de aquellos que consiguieron acercarse frente a la embajada, a pesar de que la tormenta dificultó el tráfico de la ciudad. “Aunque no todos pudieron llegar, nos comunicábamos unos con otros por Facebook, mensajes de texto, llamadas... Se sentía la unidad desde horas antes de iniciar”, explica el misionero.
“Éramos un grupo pequeño”, dice López, que cuenta que el acto se desarrolló con naturalidad. “Sin siquiera presentarnos ni mencionar de qué iglesia provenía cada uno, comenzó el clamor bendiciendo esas tierras de Medio Oriente tan asoladas por la guerra. No pedíamos exclusivamente el cese de la guerra... sino la Paz de Cristo... esa que sólo es fruto de Su salvación”.
Mientras, “los mensajes llegaban al móvil diciendo que ya no podían avanzar más por las vicisitudes del clima. Pero que desde donde estaban ya habían empezado a interceder. Era conmovedor experimentar la unidad y unanimidad”, explica López.
A pesar del clima, los presentes pudieron vivir algunas sorpresas. “Un hombre egipcio con una muleta salió al portón del edificio diplomático. Me acerqué y le dije que éramos cristianos evangélicos que habíamos venido a orar y bendecir a Egipto y Siria. Que el Dios de la Biblia ama a Egipto y Siria y quiere darles una paz que nunca han conocido. Su cara se llenó de una expresión de asombro y gusto. Una alegría que se podía tocar. Tardó unos segundos tratando de encontrar algo que decir... y solo emitió un “gracias” con la voz quebrada por la emoción. Salió y unos minutos después volvió a entrar”.
Dos agentes de seguridad se acercaron, y permitieron que se desarrollara todo con normalidad. “Les dije que veníamos de varias congregaciones y les expuse nuestro propósito. Tomaron nota y uno de ellos me dijo: 'esto hace mucha falta de que se haga', y se fueron”.
En el acto, se leyeron textos bíblicos, se oró por estas naciones, y finalmente se cantó una canción.

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