miércoles, 25 de septiembre de 2013

La perseverancia es un valor


SONY DSCLas primeras personas en habitar las abandonadas canteras de piedras que funcionaban en el sector, se arriesgaron a establecerse en una zona donde el sonido de la dinamita que desgarraba la roca cesó hace tiempo.
El estruendo de las explosiones no era el obstáculo a sortear. Total, otras fueron las manos que se encargaron de apagarlas. Las dificultades a vencer se presentaron luego: evadieron la vigilancia establecida por los cuerpos policiales de la época, que estaban empeñados en evitar que las invasiones violaran la propiedad ya sin uso. Y así, bajo la democracia de Raúl Leoni, resistieron el rechazo. Sólo que el derecho a la vida, a la vivienda, a la dignidad fue más fuerte. La constancia triunfó, las familias llegaron, se ubicaron donde creyeron que la vida les ofrecía una oportunidad y a partir de allí se multiplicaron.
Llegando desde la avenida Intercomunal de Antímano – populosa parroquia del suroeste caraqueño – subiendo por la calle Machillán, luego por la calle La Lomita (Sector La Acequia de Carapita), está la generación descendiente de quienes se negaron a abandonar sus sueños.
SONY DSCSomos comuna
“Círculo de Lucha Chávez Vive”, un nombre que rinde homenaje al hombre eterno, que los guía como faro, los hizo protagonistas de su destino y puso en sus manos la consecución de la democracia participativa.
Viven y trabajan duro para la comunidad, con unidad, solidaridad y empeño. Estrechas calles, escaleras empinadas muy cuesta arriba, la génesis de la organización popular toma forma, se levanta, extiende sus conexiones. Aún no se han registrado como comuna. Hacia allá van, la perseverancia es el verdadero valor de su comunidad.
“Estamos en conformación, pero aún no tenemos el registro. Ahora estamos trabajando en relación a la Carta Fundacional, trabajar con el equipo promotor de la comuna”, explica Yrma Gómez, vocera y madre.SONY DSC
Al igual que Gómez, todos muestran esa fortaleza y esa alegría que tiene el venezolano, que puedes encontrar en los habitantes de Mérida, Falcón y Zulia, también en los rostros que pueblan Monagas, Sucre y Nueva Esparta, en los ciudadanos de Bolívar, Guárico y Cojedes; o en aquellos de las lejanas Delta Amacuro y Amazonas. También tienen la mirada de aquellos que arribaron a esa Caracas de fines de los 60 del siglo XX. La metrópoli que prometía, que embelesaba y encantaba. Cuyo esqueleto de concreto y acero se extendía bajo el valle que una vez albergó ingenios, cañaverales y siembras de café.
Calle Nueva, El Despertar 1007, El Progreso, Un Solo Pueblo Unido y Unión Latina son los nombres de los consejos comunales que juntaron sus manos y decidieron que una comuna es la respuesta, única e insoslayable, a sus necesidades e inquietudes.
“Vimos la necesidad de unificarnos en la realidad en la que vivimos. Son los mismos yises, las mismas casas, los mismos vecinos, son las mismas necesidades que todos compartimos”, enfatiza Gómez mientras explica que desde el año 2009 vienen realizando un trabajo mancomunado buscando mejorar la calidad de vida.
“Somos un solo pueblo. Somos vecinos, comadres, amigos, compañeros de estudios (…) Estamos integrados y familiarizados, porque la comuna es como la familia, todos compartimos espacios; más que como comuna, estamos integrados como familia”. Así describió Cristina Marcano, integrante de la comisión financiera de la comunidad, la unión que han formado en el sector.
El sitio de reunión de la comuna –ellos insisten en llamarse así, porque su deseo de progresar ya los valida- es un salón de paredes blancas. En una de ellas, escrito en tinta azul y roja, la organización de la comunidad, sus actividades y proyectos. En el resto, fotos de Chávez los acompañan. Se resisten a soltarlo, se niegan a dejarlo atrás.
SONY DSCEsfuerzo recompensado
Han empezado, con esfuerzo y tesón, a saciar la necesidad que por años la democracia guanábana -aquella donde adecos y copeyanos eran lo mismo- trató de mitigar con migajas. Ya han realizado jornadas recreativas, deportivas, médico-asistenciales y musicales, todo sin ser aún comuna, pero con el apoyo de organizaciones como el Instituto Municipal de Deporte y Recreación (Imdere), Barrio Adentro Deportivo, la Universidad Bolivariana, el Ministerio del Poder Popular para de la Juventud y el Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales, entre otras instituciones gubernamentales.
Los vecinos y luchadores han logrado la creación de clubes deportivos, que sirven como espacios de encuentro para los niños, niñas y adolescentes, e incentivar la creatividad cultural en la zona, así como el valor de la familia.
Sueñan con una textilera, con una panadería. Empresas de Propiedad Social (EPS) para dar empleo, para concretar y fortalecer lo que es la aspiración de todos: una comuna productiva, viva, unida y solidaria. Ya sienten que hay una vida, un espíritu que se ha levantado del olvido, que ahora surge hacia el futuro, que necesita el impulso para llegar lejos y ver la recompensa de su esfuerzo.
Desean una casa integral, un hogar de educación complementaria, donde los vecinos aspiran a que sus hijos reciban talleres y educación alternativa. Donde los adultos mayores se sientan útiles y que sea un punto de encuentro para todos.
Vialidad, encauce de las torrenteras, un lugar para las misiones sociales, mejorar la infraestructura de las escuelas, aceras dignas, extensión del programa de Transformación Integral de Hábitat. En sus mentes tienen aún muchos más proyectos, tan grandes como las miradas que pintan sus rostros.
No desean la colaboración egoísta, no exigen la unión forzada, sólo que prevalezca el espíritu de comunidad, de progreso, de socialismo como principio y futuro de la patria.
Ha pasado mucho tiempo desde que los primeros pobladores llegaron del interior del país. Abandonaron los campos, la siembra y el verdor por promesas de modernidad, de una vida en “democracia”. Deseaban participar pero sólo fueron palabras al aire.
Carapita vivió sus alegrías y sus penas. Callada, unida al resto de las zonas populares de la urbe, fue protagonista pero en rebeldía, hastiada de ser ignorada. ¿Cómo no levantar la voz el 27 de febrero de 1989? ¿Cómo no iba a acompañar a Chávez el 4 de febrero de 1994? Y no se puede olvidar el 13 de abril de 2002. Sólo puede ser la perseverancia lo que los ha llevado a unirse y luchar. Ellos ya son protagonistas y partícipes del cambio.
Eduardo Saavedra Altuve – Prensa MinComunas.

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