domingo, 28 de septiembre de 2014

La UC gana en El Salvador su primer duelo como visita en el torneo


Con gol de Obolo y una gran actuación de Costanzo, el elenco de Falcioni sumó su segundo triunfo seguido, tras vencer a San Marcos la fecha pasada.

por José Miguélez - 28/09/2014 - 17:29
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Mauro Obolo marcó el único gol de la UC.Mauro Obolo marcó el único gol de la UC.
La altura confirmó sus tópicos en el desértico campamento minero de El Salvador. Un paraíso para la velocidad, un infierno para el fondo. En El Cobre no habría sido posible batir el récord del mundo de maratón, jamás; pero en Berlín a Mark González, ni siquiera al de sus mejores tiempos, tampoco le habría salido ese sprint monumental con el que desenredó el partido. Tiros lejanos que multiplicaban su potencia ante la escasa resistencia del aire, incluso de cabeza, y una colección de imágenes de jugadores con la lengua fuera. Eso fue el partido. Y como balance, la victoria balsámica de Católica, la segunda consecutiva, pero al tiempo de escaso valor ya con vistas al título.
Los metros de diferencia sobre el nivel del mar quizás expliquen también los resbalones casi circenses de Manzano a lo largo de todo el partido; eso sí, no pueden servir de justificación para la acción criminal que estremeció la reunión, el pisotón por detrás de Ledesma a Costa que a los ojos del árbitro sólo mereció el castigo de una amarilla. Su compañero Ureña, en cambio, no necesitó de una sola patada para amargarle la tarde a Bottinelli, al que acompañó por el césped como si le debiera dinero. De un marcaje así de personal puede nacer un romance. Por fortuna posiblemente para los dos, Cantillana modificó el dibujo tras el descanso, mandó a la ducha al violento extremo y al defensa Bogado, retrasó a Ureña como central y rompió la relación sin que diera tiempo a una bronca ni a un beso.
La similitud de esquemas (4-2-1-3) no le dio frutos a Cobresal en ese primer tiempo y Cantillana lo intentó después con un 4-4-2 (en rombo). Católica contestó a la modificación táctica sin tocar su formación pero sí retrocediendo. Ya fuera por miedo, por cansancio o porque la irrupción de Torres disparó las prestaciones de su equipo, dejó de atacar. Se conformó con vivir de ese gol de Óbolo, el primero que anota como cruzado, que fabricó la cabalgada repentina de Mark a ritmo de plusmarca mundial y despejar el peligro con el que le fue avisando el adversario.
Pese a que el empate rondó, a Cobresal le faltó puntería, sobre todo a Cantero (habilidoso para el desmarque, pero impreciso para la definición), y a Costanzo le sobró inspiración. Católica se pudo ahorrar suspense, pero Ramos y Ríos desperdiciaron dos contras de las que no se pueden, y se condenó a la angustia hasta el silbato final. Pero achicando agua, con Costanzo luciéndose, se llevó la victoria. Su segunda consecutiva.

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