30-09-15.-Las autoridades penitenciarias de la ciudad de Jackson, estado norteamericano de Georgia, ejecutaron este miércoles a Kelly Gissendaner, de 47 años, a pesar de la solicitud de clemencia del papa Francisco durante su visita reciente a este país.
Gissendaner es la primera fémina que recibe ese castigo en dicho territorio en 70 años y la décimosexta que es ejecutada en la nación norteña desde que la Corte Suprema reinstauró la pena de muerte en 1976.
La reclusa murió después de recibir una inyección de pentobarbital y había sido condenada en febrero de 1997 por la muerte de su esposo, Douglas Gissendaner, aunque el crimen lo perpetró su amante, Gregory Owen, quien llegó a un acuerdo con la fiscalía y cumple cadena perpetua.
Kelly Gissendaner no negoció con los fiscales, fue a juicio y fue condenada a morir.
El papa Francisco intentó salvarle la vida a través del Nuncio Apostólico en Washington, el arzobispo Carlo María Vigano, quien envió una carta a nombre del Sumo Pontífice a la comisión de perdones y libertad condicional del estado de Georgia, pero su gestión no tuvo éxito.
Desde 1976, más de mil 400 reos condenados a la pena capital recibieron ese castigo en Estados Unidos, de ellos alrededor de 500 en el estado de Texas, 112 en Oklahoma, 90 en Florida y 57 en Georgia.
Gissendaner es la primera fémina que recibe ese castigo en dicho territorio en 70 años y la décimosexta que es ejecutada en la nación norteña desde que la Corte Suprema reinstauró la pena de muerte en 1976.
La reclusa murió después de recibir una inyección de pentobarbital y había sido condenada en febrero de 1997 por la muerte de su esposo, Douglas Gissendaner, aunque el crimen lo perpetró su amante, Gregory Owen, quien llegó a un acuerdo con la fiscalía y cumple cadena perpetua.
Kelly Gissendaner no negoció con los fiscales, fue a juicio y fue condenada a morir.
El papa Francisco intentó salvarle la vida a través del Nuncio Apostólico en Washington, el arzobispo Carlo María Vigano, quien envió una carta a nombre del Sumo Pontífice a la comisión de perdones y libertad condicional del estado de Georgia, pero su gestión no tuvo éxito.
Desde 1976, más de mil 400 reos condenados a la pena capital recibieron ese castigo en Estados Unidos, de ellos alrededor de 500 en el estado de Texas, 112 en Oklahoma, 90 en Florida y 57 en Georgia.
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