lunes, 28 de enero de 2019

Hasta en el fútbol se debate por Venezuela


Mario Alberto Kempes, Diego Maradona y el paraguayo José Luis Chilavert.

MARIO ALBERTO KEMPES, DIEGO MARADONA Y EL PARAGUAYO JOSÉ LUIS CHILAVERT.

Credito: Agencias

Venezuela es el gran tema internacional de estos días y lo que pasa no es ajeno al universo deportivo. Se refleja más que nada en el fútbol. Diego Maradona volvió a defender al gobierno de Nicolás Maduro y José Luis Chilavert le recordó su pasado de adicto, como si hablara bajo el efecto de las drogas. Mario Kempes también se paró en la vereda opositora, pero no apeló a golpes bajos como el paraguayo. Un futbolista venezolano, Nicolás Fedor Flores, invitó al técnico de los Dorados de México a vivir un mes en un barrio de su país. Rafael Dudamel, el técnico del seleccionado Sub-20, hizo equilibrio en una conferencia de prensa en Chile para referirse a lo que ocurre en su tierra y desmintió que sus jugadores cantaran contra el presidente en el vestuario. Estas son algunas de las situaciones que reflejaron los medios sobre una nación convulsionada, cuya población sufre graves penurias económicas y que está sometida a la amenaza de intervención de Estados Unidos.
Maradona no suele guardarse nada cuando habla de Venezuela. Lo hacía cuando vivía Hugo Chávez y lo hace ahora que gobierna su sucesor. Su apoyo ha sido siempre incondicional. "No voy a cambiar. Hoy, más que nunca, con el presidente Nicolás Maduro. En Venezuela gobierna el pueblo. Los amo", escribió en su cuenta de Instagram. La misma red social eligió Kempes, campeón del mundo en 1978, para dejar un mensaje filmado en la semana: "A la distancia quiero mandarles todo mi apoyo porque creo que este es el momento de ustedes. Para ser libres tienen que elegir a quienes manden y este señor que los está dirigiendo no lo eligieron ustedes. Creo que con lo que están haciendo ahora van a conseguir que Venezuela sea otra vez la gran Venezuela que yo conocí en su momento, y que ustedes la tienen que levantar, primero con el esfuerzo en la lucha y después a trabajar por el país".
Las dos figuras de los Mundiales ganados por la selección argentina están distanciadas desde hace años por cuestiones políticas. Cuando se critican por lo que sucede en Venezuela, evitan mencionarse por sus nombres. Maradona lo llamó una vez "el ex jugador de futbol que despertó después de mucho tiempo". Kempes lo definió como "el mejor jugador argentino de todos los tiempos según algunos", pero del que se sintió avergonzado porque enarbola "la bandera de la tiranía venezolana, manchada de sangre". Diego es un trotamundos que ha vivido en lugares tan distintos como Cuba, Dubai y México, donde trabaja ahora. El cordobés está radicado en Connecticut, Estados Unidos, donde reside con su segunda esposa, Julia, que es venezolana y dos de sus hijas. Cuando era entrenador también vivió en Indonesia, Albania y Costa Rica, entre otros países.
Kempes le reprocha a Maradona que cobra por elogiar al gobierno de Maduro. Escribió una vez: "lastimosamente la historia se vuelve a repetir por unos cuantos millones de dólares". Pero su ex compañero de selección en el Mundial 82 adhiere al proceso bolivariano desde sus comienzos. Mucho influyó la relación que entabló con Fidel Castro apenas terminó el Mundial del 86. De México viajó a Cuba para conocer al líder de la Revolución. Su vínculo continuó con Hugo Chávez tiempo después. En noviembre de 2005 lo acompañó a la cumbre paralela de Mar del Plata, cuando los dos le gritaron "no" al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pasaron 33 años del primer encuentro con Fidel y 14 de aquel "ALCA, al carajo".
A esta discusión por Venezuela entre dos grandes del fútbol argentino se metió por la ventana Chilavert. En su cuenta de Twitter escribió: "Jóvenes del mundo, cuídense de las drogas, que destruyen la vida de las personas y no te dejan razonar para ver la realidad de la vida". El ex arquero de San Lorenzo y Vélez hace años que eligió como blanco a Maradona. Se cruzaron en discusiones públicas más de una vez por cuestiones futbolísticas y además políticas. El paraguayo es un derechista confeso. En vísperas de las elecciones en Brasil apoyó la candidatura de Bolsonaro. Tampoco pierde la oportunidad de señalar a quienes para él son los responsables de lo que ocurre en América Latina: "Lula, Dilma, Mujica, Néstor y Cristina, Chávez, Maduro y Correa multiplicaron a los vagos en la región, dejaron cada país devastado y ellos multimillonarios a costillas de la gente".
Parece coherente. Ahora se siente representado al menos por el presidente del país más grande de América del Sur: "Despierta Brasil, Jair Bolsonaro es la solución para poner fin al populismo ruin y barato de la región", alentó cuando el candidato xenófobo y racista estaba en campaña.
La situación política, social y económica en Venezuela brota por todas partes y en cualquier escenario. Incluso en ambientes donde estos debates suelen evitarse o directamente están prohibidos por la FIFA. Durante el torneo sudamericano Sub 20 que se está jugando en Chile, un periodista le preguntó al técnico venezolano Rafael Dudamel si un cantito que se escuchó en la zona mixta de vestuarios había sido entonado por sus jugadores. Era obvio que no se trataba de estrofas futboleras. "¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!" se oyó con cierta nitidez (el audio lo divulgó la cadena trasandina Teletrece). El entrenador le respondió al periodista venezolano Richard Méndez, de ESPN, que se trataba de un asunto "delicado" y que la consigna no había partido de sus jóvenes dirigidos.
La prensa que sigue de cerca al DT Dudamel cuenta que moderó sus opiniones políticas. De aquel que le pidió a Maduro "Presidente, paremos ya las armas" en vísperas de jugar la final del Mundial Sub-20 en 2017, tomó cierta distancia. "Es una alegría para todo nuestro país, ante cualquier circunstancia. La Vinotinto es el único color que une a todos los venezolanos, dentro y fuera del país", declaró después de que su equipo se clasificara en Rancagua primero en su grupo para jugar el hexagonal final que puede llevarlo nuevamente a un Mundial juvenil. El de Polonia que se disputará este año.
El presente que vive Venezuela se amplifica por el fútbol y sus protagonistas. Recorre las redes sociales como ocurrió con el jugador Flores, de extensa campaña en España y la selección vinotinto. El delantero lo invitó a Maradona a mudarse un mes a un barrio venezolano. "Es muy bonito opinar desde Dubai o México, en este caso con todas tus comodidades", señaló. Miku, como lo llaman, tampoco vive en su país. Vive en Madrid. Y cuenta que "no hubo un golpe de estado ni se autoproclamó (por Juan Guaidó) como se dice en España. El presidente está haciendo uso de una ley que está redactada, es legal". La crispación que hay contra Maradona es tanta, que parece el canciller honorario de Venezuela. Si opinara como sus detractores, sería el ídolo que siempre fue o un defensor de la libertad. Una libertad cuyo ADN se define a escala planetaria en el país donde se levanta el muro de Donald Trump.



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