· Por Miguel Guaglianone, La traición al intelecto y a los valores: Volvió nuevamente a visitar Caracas, promocionado y financiado por capitales locales de la derecha y por la Fundación internacional que preside el inefable José María Aznar, el escritor Mario Vargas Llosa, aportando con su presencia un nuevo elemento a la orquestada campaña internacional de descalificación y demonización del gobierno bolivariano. Y aquellos que sabemos quién es hoy este personaje volvimos a caer en su juego, al apresurarnos a inhabilitarlo y combatir lo que representa. Decenas de artículos desde la comunicación alternativa volvieron a mostrar quien es y porqué está aquí. De repente sería necesario que dejáramos de tener tan en cuenta al personaje, ya que de alguna manera al atacarlo así, estamos abasteciendo el cínico principio de la política tradicional, de que no importa que se hable mal de alguien, lo importante (para el capital político) es que se hable, o estaríamos cayendo en la trampa de actuar por mera reacción.
· Por Oscar Rotundo, Venezuela, protesta y desestabilización : Desde que se desató la violencia en la república bolivariana de Venezuela a comienzos del año 2014, la argumentación política para el desarrollo de las actividades de protesta contra la política del gobierno ha dado paso a una estrategia de desestabilización ejecutada con diferentes variantes, que en las últimas semanas ha quedado signada, fundamentalmente, por la utilización de acciones terroristas de baja intensidad. Pareciera que las llamas se van apagando y que el cielo se despeja del humo de las guarimbas, pero eso no significa que el peligro haya pasado y que la oposición y especialmente el imperialismo se hayan resignado a convivir con un proceso de transformación que afecta sus intereses y sus intenciones para la región. La trama desestabilizadora, o más bien contrarrevolucionaria, tiene un solo objetivo y distintas maneras de implementación para conseguir el fin tan anhelado, que no es otro que arrasar con la revolución.
· Por Aidana Martínez, La tragedia de Sudán del Sur : En días anteriores me encontré con una noticia que además de despertar mi inquietud en el área internacional, trajo a mí una fuerte preocupación en mi sentido humanitario y socialista. En el recién independizado Sudán del Sur (2011) hubo una despiadada masacre (Bentiu), donde rebeldes asesinaron a cientos de civiles, basándose en principios “étnicos”, esto fue en la mezquita de Kali-Balle en la cual había refugiados entre hombres, mujeres y niños. Hay que recordar que este conflicto comenzó en diciembre 2013, cuando un grupo de rebeldes partidarios de Riak Mashar intentaron derrocar al gobierno del actual presidente Salva Kiir. Luego de toda esta discordia el pasado 23 de abril el Gobierno y los rebeldes firmaron un acuerdo de alto al fuego y además representantes de la ONU acordaron viajar a la zona afectada, ahora bien ¿qué hay más allá de la tragedia?
· Por Bruno Lima Rocha y Julia Klein, El Brasil postcolonial: el racismo y la violencia estructural del Estado: En el fin de abril alerta al país la cuestión del racismo y la violencia estructural del estado contra su propio pueblo. Tomando a Río de Janeiro como ejemplo maximizado, Brasil mediatiza aquello que es regla de supervivencia de la mayor nación afro–descendiente en las Américas. El Estado es racista y no reconoce los derechos civiles o sociales de la mayoría. Las élites son racistas y rechazan cualquier política de reparación del horror de la esclavitud. He aquí por qué hay tanta controversia con las políticas de cuotas y el no reconocimiento de las tierras de Quilombo (tierras de afro descendientes libres, tales como los Palenques en Colombia o los Maroons en el Caribe). En el caso extremo, en los conglomerados urbanos, donde la masa negra se desplazó después de la abolición, el Estado poscolonial realiza la eliminación física de una población colocada bajo sospecha. Los siguientes hechos hablan por sí mismos. El martes 22 de abril, el "descubrimiento" de Brasil celebró la herencia colonial en su forma más mortal.
· Por Tito Tricot, García Márquez y el incendio de Valparaíso : Cuando los cerros de Valparaíso se hundían en llamaradas de hielo, me pareció pLa traición al intelecto y a los valoresor un instante ver a la distancia un lucero naranja que se alejaba hacia las estrellas. Debí haber imaginado que García Márquez simplemente se moriría de pena por aquel incendio que arrasó sin piedad la pobreza de los pobres, el trabajo de los trabajadores, la vida de los vivos. Fue una noche infernal donde la mismísima majestad del océano pacifico se rindió ante las inclementes llamas que parecían solazarse en el terror de los porteños que lloraban de angustia, de rabia, de impotencia. Es que no llegaron a tiempo ni los bomberos, ni la Conaf, ni la municipalidad, ni nadie, porque –claro– seguramente algunos piensan que la manera más expedita para eliminar la pobreza es dejar morir a los pobres. Pero los pobres no se mueren tan fácilmente, y los hombres y mujeres de los cerros del puerto, tampoco. Y así continuaban ardiendo las alturas donde en más de una noche estival muchos hicieron el amor en medio de las sinuosas quebradas.
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