Varios reporteros chinos hablaron con Bitter Winter sobre cómo se les prohíbe publicar noticias reales sobre la epidemia. Deben seguir las directrices oficiales y los comunicados de prensa, privando así a sus lectores de información potencialmente vital.
por Tang Zhe
La principal preocupación es la censura
Luego de no haber tomado medidas inmediatas para controlar la epidemia de coronavirus en Wuhan, las autoridades continúan manteniendo la situación real imperante en China continental alejada de la población. El Partido Comunista Chino (PCCh) ha intensificado sus esfuerzos para mantener la «estabilidad social», silenciando a los medios de comunicación e imponiéndoles severas sanciones a los «creadores de rumores».
Un empleado de una agencia de noticias de una provincia suroriental que solicitó permanecer en el anonimato le dijo a Bitter Winter que, unos días después de que Wuhan fuera cerrada debido a la grave epidemia, el 23 de enero, la agencia de noticias para la que trabaja recibió una orden procedente del departamento superior de relaciones públicas. Según la orden, a los reporteros no se les permite efectuar ninguna entrevista para descubrir características tan reales de la epidemia como, por ejemplo, la falta de camas en los hospitales, los casos sospechosos que se investigan en comunidades residenciales, etc. Por el contrario, se les alienta a ceñirse a la información científica estándar y a publicar más noticias «positivas», tales como los esfuerzos que ha hecho el Gobierno para asignar los suministros de socorro, o lo bien que han trabajado las autoridades para hacerle frente a la epidemia, etc., con la intención obvia de apaciguar las inquietudes entre la población.
Además, el departamento superior de relaciones públicas también exigió que cualquier estadística sobre la epidemia sea publicada de acuerdo con las emitidas por el «Grupo líder en prevención y control del coronavirus». Los artículos diarios sobre el virus en los medios de comunicación chinos deben ser estrictamente editados según la información publicada por la Agencia de Noticias Xinhua o los comunicados publicados tras las conferencias de prensa del Ministerio de Salud. Cualquier noticia publicada sin haber sido verificada por los departamentos gubernamentales pertinentes será tratada como si fuera un «rumor», lo cual conducirá al castigo de los reporteros.
El 4 de febrero, el Ministerio de Seguridad Pública convocó su tercera videoconferencia para las agencias de seguridad nacional para hablar sobre la labor de lidiar con la epidemia de coronavirus. Las autoridades continuaron insistiendo en darle prioridad a la seguridad política. También declararon que deberían imponerse severas sanciones a los «creadores de rumores» que se niegan a seguir las directrices gubernamentales, lo cual se ha convertido en algo crucial para el «mantenimiento de la estabilidad».
Los reporteros son amenazados
El Tribunal Popular Superior de la provincia nororiental de Heilongjiang emitió recientemente una «Notificación de emergencia«, la cual estipula que toda fabricación o circulación intencional de «desinformación» sobre la epidemia dará lugar a una sentencia de hasta 15 años de cárcel.
«De acuerdo con la orden del Gobierno, los reporteros no están autorizados a verificar si las estadísticas oficiales son reales, ya que no se les permite realizar ningún tipo de entrevista en ningún hospital», afirmó el mismo empleado de la agencia de prensa. «Para mantener todo confidencial, ni siquiera los Gobierno distritales y de condado están calificados para recopilar estadísticas», añadió.
Según el empleado, la notificación y la estipulación emitidas por su departamento superior de relaciones públicas son confidenciales. En cuanto al contenido de los informes diarios que se publicarán, los «oficiales de confidencialidad de los medios de comunicación» recibirán instrucciones del departamento de relaciones públicas a través de llamadas telefónicas, las anotarán en papel y se las pasarán a los medios de comunicación locales, para que todos los reporteros locales publiquen información unificada de acuerdo con las instrucciones.
A los reporteros que trabajan para la misma agencia de noticias se les dijo que no se puede publicar ningún tipo de información negativa contra el Gobierno, incluyendo noticias sobre el aumento del precio de las mascarillas quirúrgicas. El jefe de la agencia de noticias incluso les advirtió lo siguiente: «Los que produzcan tales informes serán sancionados. No crucen la línea de las regulaciones sobre el orden social. De lo contrario, se supone que pasarán un par de semanas en la cárcel durante el Festival de la Primavera, lo cual no es gran cosa. Pero en el peor de los casos, perderán sus puestos de trabajo».
«El brote de la epidemia se agravó en gran medida porque los informes gubernamentales carecían de transparencia», le dijo el mismo empleado de la agencia de noticias a Bitter Winter. «Durante casi un mes, el Gobierno de Wuhan no divulgó a tiempo la información sobre la epidemia. A mediados de enero, el Gobierno de Hubei [es decir, el Gobierno de la provincia cuya capital es Wuhan] convocó sesiones plenarias anuales para el Congreso Popular Provincial (CPP) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh). Los representantes del CPP se jactaron de hacer buenas obras en favor del pueblo, pero nadie mencionó la epidemia durante las sesiones. La decisión de cerrar la ciudad de Wuhan se tomó después de las sesiones». «Algo debe estar mal con respecto al sistema político del PCCh», continuó. “Se supone que los reporteros deben difundir información real, vigilar al Gobierno y brindarle datos concretos al pueblo. Pero, en la actualidad están perdiendo sus roles».
«El Gobierno es incorregible», le dijo otro reportero, con ira, a Bitter Winter. «Están repitiendo lo que hicieron con la epidemia de SARS hace más de diez años y continúan encubriendo todo. El régimen se está enfocando en mantener su poder. Solo le preocupa que el pueblo vea en la epidemia su incompetencia para gobernar el país». «‘¿No olvidar la intención original?’ ‘¿Tener en cuenta la misión?’ ‘¿Buscar la felicidad del pueblo?’ Todas consignas falsas. Las promesas le dieron al pueblo una falsa impresión. La cantidad de muertes sigue aumentando, pero los funcionarios solo hablaron tonterías en las sesiones con los medios de comunicación».
El mismo añadió que el Gobierno no había aprendido nada de la historia y que continuará bloqueando información importante en el futuro. No son los funcionarios individuales los responsables. Por el contrario, «es el Gobierno quien obliga a todos a hacerlo bajo las reglas ocultas del sistema del PCCh».
Di la verdad e irás a la cárcel
Los medios de comunicación no están solos. El personal médico también ha sido silenciado. El 19 de enero, el director de un hospital emplazado en la ciudad a nivel de prefectura de Binzhou, en la provincia oriental de Shandong, envió un mensaje en su grupo de trabajo de WeChat, advirtiéndoles a todos los miembros de su personal médico que no publicaran ningún tipo de información sobre la epidemia de nCoV en grupos de WeChat ni en ninguna otra parte.
El mundo conoce la historia de Li Wenliang, un oftalmólogo que trabajaba en el Hospital Central de Wuhan, quien fue el primero en dar la voz de alarma sobre la epidemia de nCoV en su grupo de WeChat, el 30 de diciembre. Posteriormente, fue identificado como un «creador de rumores» y sometido a «reeducación» por la policía. El 7 de febrero, murió a causa del nCoV, lo cual provocó una erupción de la opinión pública. Numerosos chinos acusaron al Gobierno de ocultar la situación de la epidemia solo para mantener la denominada estabilidad social.
Obviamente, el Gobierno se niega a aprender la lección del incidente de Li Wenliang, tras cuya muerte numerosas personas continuaron siendo arrestadas por «crear rumores». El 6 de febrero, cinco miembros del personal médico de dos hospitales emplazados en la prefectura autónoma zhuang y miao de Wenshán de la provincia suroccidental de Yunnan permanecieron detenidos durante 10 días, acusados de «filmar en privado a los pacientes en los hospitales y difundir información no autorizada sobre la prevención y el control de la epidemia».
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