25 Feb 2020 - 8:13 PM
Al borde del abismo quedó la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia luego que este martes no se pudiera llegar a un acuerdo para elegir ni a sus dignatarios ni ninguna de las siete plazas que tiene vacantes. Con 16 magistrados de 23, el reloj juega en contra del alto tribunal que el jueves perderá su quórum decisorio con la salida del magistrado Ariel Salazar. Este hecho parece inminente porque tras cinco horas de discusión, no se citó a Sala Extraordinaria para este miércoles o jueves. Por ahora, todo parece indicar la Corte Suprema no logró salvar su quórum.
En estricto apego al ordenamiento jurídico, la Sala Plena de la @CorteSupremaJ permanece en constante deliberación para elegir dignatarios y magistrados con el quorum que exige su reglamento interno.
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Fuentes del alto tribunal explicaron que la potestad para citar una sesión extraordinaria de aquí al jueves depende del presidente encargado, José Francisco Acuña. Se debatió sobre aspectos fundamentales del alto tribunal, como el cumplimiento de sus funciones y la urgencia de no quedarse sin quórum decisorio, y se revisaron los perfiles de los integrantes de las siete listas existentes para ocupar esas vacantes, pero no hubo acuerdos. Aunque hicieron varias rondas de votación, no fue posible elegir.
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Incluso, en los pasillos de la Corte suena la posibilidad que la próxima sala se convoque después de la salida de Ariel Salazar. Y el escenario sería el siguiente. Primero, se tendría que reconocer la existencia de un hecho sobreviniente: quedarse sin el quórum reglamentario. Y al no poder elegir con 16, se haría con las dos terceras partes de 15 (los magistrados existentes), es decir 10 votos. Así, depronto, la Corte podría elegir los reemplazos de los magistrados Rigoberto Echeverri, Luis Gabriel Miranda y Mauricio Burgos de la Sala Laboral; Fernando Castro, José Luis Barceló y Luis Guillermo Salazar; y de Margarita Cabello de la Sala civil.
Un magistrado consultado por este diario aseguró que elegir por unanimidad, con la situación actual, es un imposible y hasta “un absurdo”. En parte porque deja a la Corte en manos del capricho de algunos de sus integrantes. Las discrepancias en la Sala Plena han impedido que se voten varias propuestas. Por ejemplo, la Sala Penal hizo públicas sus cartas y pidió que se eligieran a los candidatos Hugo Quintero, Fabio Ospitia y Gerson Chaverra. No obstante, esa propuesta es vista por un sector minoritario como una forma de imponer acuerdos o, incluso, como un chantaje o una presión.
De los tres candidatos de la Sala Penal, dos llegaron a obtener 14 votos y uno 13. Por esa razón, en la Corte consideran que esos votos ya deberían bastar y que la elección no debería depender de una o dos personas, dadas las circunstancias actuales. En días pasados, tampoco fue posible votar para reformar el reglamento interno para que de aquí en adelante cada elección de magistrados se hiciera de manera pública.
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La sesión de este martes estuvo precedida por el reparto de una carta del magistrado Ariel Salazar, la tercera ya, en la que insiste en que la pérdida de quórum no es culpa suya. "Me niego a asumir cualquier responsabilidad en la desintegración del quórum electoral de la Corte por vencimiento de mi periodo, ya que nunca he estado de acuerdo con el vicioso sistema de acumular las vacantes como forma de presionar la elección de los recomendados, despreciando el sistema de selección por méritos que consagra el reglamento que la propia Corte se dio en cumplimiento de la función constitucional”, indicó.
De acuerdo con Salazar, “las elecciones en la Corte no se vienen dando bajo parámetros objetivos que conduzcan a la elección de los mejores candidatos”. Ademá, calificó de“dañino” que se esté cuestionando su votación por ser la persona próxima para acabar periodo, pues ya en otra carta dejó en claro que había votado en blanco en algunas ocasiones antes de hacerlo por candidatos que estarían recomendados.
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"Cabe recordar a los Honorables Magistrados que nunca he vetado a un determinado candidato, porque mi inconformidad se ha referido, y se sigue refiriendo, a la costumbre malsana de votar y votar por preferidos, de manera indefinida y contraria al reglamento, hasta lograr su imposición a toda costa, como resultado de la perseverancia y/o de la amenaza de la inminente reducción del quorum. La precaria situación numérica a la que calculadamente llegaron las salas de la Corte no puede servir de pretexto para continuar violando su reglamento”, insistió.
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