Un creyente en China relató los horrores que vivió por su fe; donde las torturas incluían comer cucarachas.
Estando preso en una de las peores cárceles del país, Li Geng, contó a Bitter Winter las torturas que sufrió por ser cristiano.
Su condena duro tres años y seis meses, en los que fue duramente adoctrinado por el comunismo chino por haber realizado cultos en casa; los cuales consideraron malignos.
En la cárcel, era vigilado todo el día por un grupo de prisioneros dirigidos por los oficiales del lugar; ambos lo obligaban a renuncia a su fe radicalmente.
Allí lo obligaron a aprenderse de memoria los manuales del filósofo Confusio, además de ver videos donde difamaban a su iglesia.
«Todas las noches, me dijeron que escribiera lo que había aprendido de estos libros o videos mientras un televisor se escuchaba muy fuerte en la misma habitación», dijo Li.
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«A medida que pasaba el tiempo, comencé a escuchar zumbidos en mis oídos. Después de ser liberado, supe que mi audición se vio gravemente afectada y que no podía escuchar a las personas hablar en voz un poco más baja», agregó.
Cuenta que por una temporada no le permitieron usar el baño a menos que todos los demás compañeros ya estuvieran dormidos al final del día.
Asimismo, relata que comió muy poco en esos terribles días, y que lo poco que de alimentaba era de cucarachas «que aún estaban vivas».
«Algunas de las cucarachas eran más grandes que los grillos. El ‘supervisor’ de mi recluso atrapó una cucaracha y me la metió en la boca mientras aún estaba viva. No me permitió escupirlo, amenazando con pegarme si lo hacía», explicó para Bitter Winter.
“Luego continuó poniendo cucarachas en mi boca pero no me dejó tragarlas. Él quería que se metieran en mi boca primero, y solo entonces me dijeron que masticara bien las cucarachas. El sabor picante me dio náuseas. Estaba en una angustia insoportable», continúo.
Durante discursos, el gobierno de China asegura respetar la libertad religiosa pero tan solo en los primeros meses de este año miles de iglesias se han cerrado y otros creyentes más sufren más consecuencias.
Actualmente, utilizan tecnología para obtener datos de ADN y así chantajear a quienes hacen trabajo forzado en el país.
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