lunes, 28 de septiembre de 2015

Biblia y liberación

RAMÓN CASTILLO


Durante el mes de septiembre se celebra en muchos países de América Latina, el mes de la Biblia. La palabra Biblia deriva del griego biblion que significa libro, o colección de libros. Se puede decir que la Biblia es una pequeña biblioteca compuesta de dos secciones: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los libros de la Biblia fueron escritos por diversos autores en el curso de más de mil años. El Antiguo Testamento fue escrito en lengua hebrea y aramea, y el Nuevo Testamento en griego.
A partir de estos idiomas originales se han hecho las traducciones antiguas y modernas a las demás lenguas del mundo. Las declaraciones proféticas contenidas en Biblia son un llamado a la confianza, la esperanza, el amor y a la construcción de una paz con justicia. Para los cristianos, Dios se revela a sí mismo en la Biblia dando a conocer a la humanidad su propósito redentor y mostrando su poderosa acción liberadora en la historia humana. Desde los relatos del Génesis, Dios responsabiliza al hombre y a la mujer –representados en Adán y Eva– por la administración de la creación a favor de la comunidad humana. En el libro de Éxodo, donde Dios libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto, aparece de una manera clara la semilla de la lucha contra la opresión.
La institución de Año Sabático y el Jubileo (Éxodo 23:10-11 y Levítico 25:1-7) establecía una legislación social que ponía límites a la explotación de la tierra, protegía a los refugiados y favorecía la igualdad social mediante una distribución más justa de la propiedad.  Por su parte, Jesús no deja lugar a dudas respecto a la opción y preferencia por los pobres mediante actos concretos de solidaridad con los excluidos (Lucas 4). En momentos en que nuestros países se enrumban hacia una sociedad más justa, humana y solidaria hacemos nuestra la promesa de paz y esperanza que nos ha sido anunciada en las Sagradas Escrituras.

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