CIUDAD
ADEMÁS DEL SOL, EL PARQUE ALÍ PRIMERA SE ADORNÓ DE BANDERAS DE LA JUVENTUD COMUNISTA, CUMPLEAÑERA DEL MOMENTO, EN UNA TRIPLE JORNADA DE CELEBRACIONES ROJÍSIMAS
Era viernes y procuré levantarme temprano. El colega Michael, obviamente más sabio que yo, me lo advirtió: “Esas vainas no comienzan a la hora. No te llegues tan temprano’’. Terco, pensé que era pura paja y que aquello iba a estar prendido desde la mañana. Prendido estaba, con un sol inclemente de mediodía que casi no me dejaba detallar el parque Alí Primera. Una militante de la Juventud Comunista de Venezuela dijo que el evento se había retrasado por la lluvia. Miré hacia arriba y no entendí. Qué cielo tan impredecible.
Al mediodía apenas se estaba armando el evento. Justo al entrar al parque te encontrabas con militantes del partido haciendo vida dentro y fuera del lugar. Unos moviéndose rápido, buscando papeles y llamando a gente, labores inevitables de un organizador; y otros, más en su relajo, fumaban afuera o hablaban adentro. Había, al mismo tiempo, en aquella tarima clavada en las narices de los visitantes, un recital de poesía comunista y, ¡carajo!, al principio pensé que eran versos basados en los tres tomos de El Capital. Después entendí que no, que era simplemente poesía hecha por comunistas que escribían bien, que los hubo tanto.
Creo que todavía no he dicho dónde estábamos. Era el Festival Joven Guardia, especie de aniversario de la Juventud Comunista en donde se trata de visibilizar la otra cultura, no la que viene impresa con sello de multinacional y quiere reproducir robots. Aquel era el cumpleaños número 68 de la JCV: el comunismo estaba de fiesta. Y mira que los militantes del partido se toman en serio estas cosas. Es gracioso, es impresionante: aman al partido, desde el más pequeño pionero hasta el anciano más desgastado que se acerca con el gallo rojo estampado en una camisa más desgastada aún.
No me quedé dormido en el foro, segundo evento del día, porque de verdad que estaba interesante lo que decía Carlos Lazo, militante de antaño —lo dicen sus pelos blancos— en un foro denominado “Crisis capitalista en Venezuela y los objetivos de la clase trabajadora’’. El tipo habló por una hora y, a pesar de mi sueño, sentí que fueron pocos minutos. La ponencia trató sobre el proceso de putrefacción de la política neoliberal cuartorrepublicana y cómo fue el proceso de arribo al poder de Hugo Chávez, quien canalizó el rumbo político de la guerra de clases y del descontento popular del pueblo pobre. En el foro casi no había no militantes, lo cual es una lástima. La mayoría de los presentes eran los militantes del partido, muchos provenientes de otros estados.
Salimos del museo Jacobo Borges, en donde se llevó a cabo el evento, y ya la cosa estaba más activa. Probando el sonido de la tarima estaba Salsa Pa’ Matala. Al principio pensé que le habían fusilado el nombre a Dame Pa’ Matala, pero resulta que no, que son los mismos, excepto el gran ideólogo Pedro, de cuya ausencia no me quejo, y bajo ese nombre tocan salsa, buena salsa, por cierto.
Minutos después, sentados en una mesa, me tocó conversar con uno de los organizadores del evento. Le pregunté cómo se llamaba. “Héctor Rodríguez”, me dijo. Nos miramos. “Mejor pon Héctor Alejo Rodríguez’’. Nos reímos. Él es el secretario general de la Juventud Comunista.
“Es el aniversario de la Juventud Comunista. Esta es la tercera edición de nuestro Festival Nacional Joven Guardia de la nueva etapa’’. Explica que se tomó la decisión de llevar a cabo esa nueva etapa tres años antes, en el aniversario número 65, y se dejaron de hacer microfestivales en cada estado y se pasó a hacer uno nacional.
“Históricamente el festival fue un impulso para las iniciativas culturales y de encuentro, para las expresiones artísticas de las juventudes que luchan contra la hegemonía ideológica de la industria imperialista. Es también un espacio donde nosotros reivindicamos la historia de lucha de la JCV. El festival siempre ha servido de marco para conmemorar nuestra historia y rendir tributo a nuestros mártires. Es un trabajo autogestionado y hecho, básicamente, por nuestra militancia’’.
“Somos partidarios de la tesis de Fidel, que dice que las revoluciones son hijas de la cultura y de las ideas, y el festival busca servir a eso: ¿cómo agrupamos a esta fuerza?, ¿cómo construimos un referente político-ideológico que sirva a nuestra juventud, de este campo, para encontrarse, para construir, para expresarse y para desarrollar una lucha nacional que nos permita emplear la cultura al servicio de las tareas de la emancipación de nuestro pueblo?’’.
Por último, antes de que los salseros comenzaran, escuché a Héctor hablar sobre los “pioneros’’ y me sorprendí. Solo sabía de los pioneros en Cuba y de la canción de Silvio Rodríguez que lleva ese nombre.
Cuando me acerqué, sí, eran pioneritos, enamorados de su partido y de su comunismo. Hablamos con Iskra Peña. Iskra es el nombre de un periódico fundado por Lenin. Iskra significa chispa. ¡Y sí era una chispa la carajita! Primero anduvo con pena porque “la iban a entrevistar’’, pero, apenas le puse la grabadora en la boca, sin siquiera preguntarle algo, comenzó a hablar sin traba alguna, excepto cuando se confundía en la pronunciación de la palabra “militante’’ y, con ternura, decía “limitantes’’. Iskra, de 11 años, es la que dirige a los pioneros, es la líder, y le falta un año para ser parte de la juventud. Dijo que no le cabía en el cuerpo la emoción por formar parte de La Jota, y lo dijo entusiasmada de verdad, lo dijo feliz, como si el PCV fuera un parque, un cachorro o el primerísimo amor.
POR ANDER DE TEJADA
@EPALECCS
FOTOGRAFÍAS MICHAEL MATA
@EPALECCS
FOTOGRAFÍAS MICHAEL MATA
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