El trauma por la desaparición de su hermano Joxi Zabala era tal que prácticamente dejó de hablar y sonreír por la falta de ilusión, confesaba Pilar Zabala.
El 15 de octubre de 1983 Lasa y Zabala fueron secuestrados en Bayona (Francia) por miembros del GAL. Fueron retenidos en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo. Siguiendo instrucciones del general Galindo, los llevaron al palacio de La Cumbre, en San Sebastián, donde fueron torturados. A la vista del estado en que quedaron, el general Galindo, con el conocimiento del gobernador civil Julen Elgorriaga y del teniente-coronel Ángel Vaquero, ordenó su desaparición. Los guardias civiles Enrique Dorado y Felipe Bayo les llevaron a Bussot (Alicante), cavaron una fosa, y el primero les disparó tres tiros en la cabeza. Después los enterraron.
En enero de 1985 fueron hallados sus restos, pero permanecieron sin identificar hasta 1995, ya que sus cuerpos habían sido enterrados en cal viva, lo que dificultó su identificación.
«¿Cómo se le puede comunicar a una niña que su tío fue secuestrado, detenido ilegalmente, torturado y asesinado por el Estado Español, que se supone que es el que le tenía que proteger?»
Pilar Zabala Artano confiesa los años de sufrimiento de su familia, una familia rota por el dolor de la muerte de un hermano secuestrado y asesinado por los GAL. Un relato casi cronológico del caso Lasa y Zabala.
Treinta años después, reconoce que sigue sufriendo: «Mi hija con 7 años, un día me preguntó: ¿mamá es verdad que al tío Joxi lo mataron? y no supe qué contestarle. ¿Cómo se le puede comunicar a una niña que su tío fue secuestrado, detenido ilegalmente, torturado y asesinado por el Estado Español, que se supone que es el que le tenía que proteger?»
«Yo siempre he sentido una indefensión suprema, porque el estado, que es el que se supone que tiene que velar por mi seguridad, por mis derechos, me quitó a mi hermano de la noche a la mañana, me engañó, me mintió, además de haber vulnerado una y otra vez, muchos artículos de la declaración universal de los derechos humanos».
«El primer gobierno socialista se pensaba que podía hacer y deshacer todo aquello que quisiera. Hay que recordar que muchas de las personas del Partido Socialista eran personas que gobernaban el estado español y eran personas de ideología franquista, y seguían utilizando los medios que se usaban durante la dictadura franquista. Durante la transición no existió una evolución de cara a intentar conseguir una sociedad basada en los DDHH, una sociedad que se sustentara en un estado de derecho».
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