viernes, 30 de octubre de 2015

Cántico de los peregrinos. De David.

Salmos 122Nueva Versión Internacional (NVI)

Salmo 122


Yo me alegro cuando me dicen:
    «Vamos a la casa del Señor
¡Jerusalén, ya nuestros pies
    se han plantado ante tus portones!
¡Jerusalén, ciudad edificada
    para que en ella todos se congreguen!
A ella suben las tribus,
    las tribus del Señor,
para alabar su nombre
    conforme a la ordenanza que recibió Israel.
Allí están los tribunales de justicia,
    los tribunales de la dinastía de David.
Pidamos por la paz de Jerusalén:
    «Que vivan en paz los que te aman.
Que haya paz dentro de tus murallas,
    seguridad en tus fortalezas.»
Y ahora, por mis hermanos y amigos te digo:
    «¡Deseo que tengas paz!»
Por la casa del Señor nuestro Dios
    procuraré tu bienestar.

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