lunes, 31 de julio de 2017

“¡Que Dios nos agarre confesados!”: la oposición de Venezuela en la incertidumbre


AFP
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Decepción, rabia, impotencia e incertidumbre: los venezolanos opositores aún no daban crédito a los resultados de la elección de una polémica Asamblea Constituyente, que los chavistas aplauden en medio de un tenso escenario de protestas.
Más de ocho millones de personas eligieron el domingo a los 545 responsables de redactar una nueva Constitución venezolana. Pero la oposición no reconoció los resultados y denunció un "fraude" para que el mandatario se perpetúe en el poder.
"¡Que Dios nos agarre confesados!", lanzó una señora cruzando una calle en Caracas. "Esto fue un descaro", comentaban unas amigas. "¿Y dónde están celebrando sus ocho millones? Yo no los veo", lanzó irónica otra muchacha.
La capital venezolana amaneció entre las bocinas y el ruido de los motores. No se escuchaban consignas, silbatos o gritos de protesta. Algunos tomaban café en una panadería, otros paseaban al perro.
William Noguera barría los desechos que bloquearon por estos días una avenida de Caracas y en la que aún quedaban las cenizas de la basura quemada.
"Más tarde la vuelven a trancar", bromeó este barrendero de 63 años en el acomodado barrio de los Palos Grandes, punto neurálgico de las manifestaciones contra el presidente Nicolás Maduro, que en cuatro meses dejan unos 125 muertos.
La calle que limpiaba Noguera era una de las muchas bloqueadas en los últimos días y los autos aún sorteaban obstáculos, alcantarillas sin tapa y escombros.
Y se respiraba un aire de normalidad, dentro de los patrones de Venezuela, un país en eterno conflicto.
 
"Hay hambre" 
 
Ese resultado "no se lo cree nadie", aseguró Alfredo Quiñones, un abogado de 57 años, hablando con sus vecinos en el kiosco de la esquina.
"Sin duda es el mayor fraude de la historia", insistió Iván Hidalgo, un médico de 60 años que tenía en sus manos el diario opositor El Nacional, cuya primera plana titulaba a ocho columnas: "Fracasó fraude constituyente".
Los resultados se dieron a conocer entrada la madrugada en una pantalla gigante colocada en la Plaza Bolívar de la capital, donde se congregaron unas 500 personas para celebrar la "victoria popular" con salsa y música proselitista.
La teoría que el opositor de a pie maneja es que el chavismo buscó un número que superara los 7,6 millones de votos del plebiscito simbólico contra el proceso del 16 de julio.
"Queremos paz y construir una mejor Venezuela", expresó José Conde (31) mientras escuchaba a Maduro en la tarima. "Bajará la tensión, podremos conversar y llegar a acuerdos", indicó por su parte Armando Ohep (35), también en la fiesta.
Maduro sostiene que el "suprapoder" constituyente será la solución a la crisis política y económica del país, con escasez y altísima inflación.
"Aquí lo que hay es hambre m'hijo", zanjó Gladis Villarroel, de 85 años, mientras comentaba los resultados en una de las habituales filas para comprar comida: "¡Eso es mentira!", sentenció.
Antonio Soto, 67, dijo que amaneció "con una combinación de frustración y rabia".
"No podemos aceptar como nación civilizada que nos impongan una dictadura de principios del siglo XX, absolutista", indicó preocupado por "la incertidumbre" en la que ahora entra el país con una Constituyente "sin reglas del juego claras".
 
"No me voy"
 
En los días previos a la Constituyente, miles de venezolanos cruzaron a Colombia a pie desesperanzados.
  El lunes, no obstante, el paso fronterizo estaba tranquilo.
No hay cifras oficiales de cuantos venezolanos emigraron hasta hoy. Se maneja entre unos dos millones.
  Pero Bárbara Gil (41) lo dijo bien claro: "no me voy".
"Yo soy venezolana, amo mi país, quiero que mi hijo se forme aquí", dice llevando gafas oscuras que explica no se quita para no mostrar sus ojos hinchados de tanto llorar. Quiñones tampoco piensa irse, "al menos por ahora".
La oposición convocó a nuevas manifestaciones para este lunes. Una joven de la llamada "resistencia", el ala más radical en las protestas, admitió que despertó con "un poquito de tristeza y decepción".
"Pero hoy seguimos tomando las calles... la única lucha que se pierde es la que se abandona".

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