EUROP
Con el primer funeral de estado europeo, la Unión Europea rinde homenaje al excanciller alemán Helmut Kohl. El sepelio marca un momento histórico de autoafirmación, opina la redactora en jefe de DW, Ines Pohl.
Helmut Kohl siempre tuvo un excelente olfato para el momento indicado. Su instinto e intransigencia pusieron fin a la división de Alemania, allanando el camino para la Unión Europea, así como la conocemos hoy día. Sabía reconocer una oportunidad histórica, la aprovechaba y no desistía de su plan. Sin miramientos, también a nivel personal.
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De ahí que el excanciller de Alemania no solo sembrara amistades. Pero con estas cualidades creó el fundamento de la Casa Europea, que actualmente no se encuentra en buen estado. Los nacionalismos renacen en países miembros que ponen en entredicho el sentido de la Unión Europea (UE). Los británicos ya decidieron abandonar el bloque comunitario y, bajo el mando de Donald Trump, Estados Unidos es todo menos un socio confiable.
La bandera europea, un símbolo
El sepelio de Helmut Kohl coincide con esta nueva inseguridad. Jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo se dieron cita en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, para despedirse de uno de los padres fundadores de la Unión Europea con el primer funeral de estado europeo. La Casa Real española estuvo presente, así como muchos compañeros de camino políticos del difunto. Llegaron del este, sur, norte, oeste. En el centro descansaba el féretro de Helmut Kohl, que, por deseo expreso suyo, no estuvo cubierto con la bandera alemana, sino con la bandera de la UE.
Las palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, conmovieron. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, y otros políticos homenajearon sus logros de manera más tecnocrática. Por último, la canciller alemana, Angela Merkel, agradeció a Helmut Kohl en un discurso personal la posibilidad de poder vivir en una Europa libre.
Clinton destaca lo más importante
Pero fue Bill Clinton, el expresidente estadounidense, quien puso de relieve la magnitud del suceso: el hecho de que Helmut Kohl vuelve a hacer historia. En este preciso momento. En esta fase tan peligrosa para su obra: una Europa unida.
Bill Clinton habló de la finitud de la vida, de legado y responsabilidad. En Estrasburgo, encima del féretro de Helmut Kohl, resurgió el espíritu de la Unión Europea, la pretensión de crear un presente común a base del respeto mutuo y, con ello, la imposibilidad de una nueva guerra en territorio europeo.
Theresa May, la primera ministra británica, que dirige las negociaciones del "brexit", dejó de ser una amenaza y se convirtió en una persona exótica, que no encaja en el Parlamento Europeo.
Helmut Kohl volvió a estar presente. Su despedida fue un acto de autoafirmación, lleno de resurgimiento. Una fuerza, que Europa necesita. Un momento histórico, que le hubiera gustado a Helmut Kohl.
Autora: Ines Pohl (VT/DZC)
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