Desde hace pocas semanas en algunos estados del país se han registrado colas para acceder al combustible en estaciones de servicios de la estatal Pdvsa.
La ansiedad de los medios por reactivar la violencia callejera
Según reportes en medios digitales los estados Bolívar, Nueva Esparta, Táchira, Mérida, Zulia y algunas zonas de la Gran Caracas, han sufrido faltas puntuales en el suministro de gasolina tanto en su presentación de 91 como de 95 octanos. En lo correspondiente a los estados fronterizos se suma la actuación -mermada pero aún existente- de agentes paraeconómicos que sustraen la gasolina venezolana para venderla a precios muy superiores al otro lado de la frontera, donde el Estado colombiano ha legalizado esta práctica para reglamentar el contrabando de combustible.
A raíz de esta situación específica, por la cual Pdvsa redobla sus esfuerzos para estabilizar el suministro, los medios privados de comunicación han intentado dibujar una imagen de "colapso económico" en la nación suramericana, trasladando toda la responsabilidad a la supuesta "falta de producción de combustible de Pdvsa".
El más resaltante de todos ellos es El Nuevo Herald, diario alineado a los intereses del lobby antivenezolano representado por Marco Rubio e Ileana Ros, uno de los sectores políticos estadounidenses que ha trabajo directamente en la gestión de las últimas sanciones financieras contra Venezuela y la agenda violenta, en coordinación con políticos locales como Julio Borges y Freddy Guevara.
Como consecuencia de este problema puntual, El Nuevo Herald ve una posibilidad para reactivar las violentas protestas que impusieron una agenda de caos a Venezuela durante los meses de abril y julio de este año, en respuesta al rechazo de la oposición venezolana desde sus mismos seguidores por participar en las próximas elecciones regionales del 15 de octubre.
Cartelización y encubrimiento
Sin embargo, el resto de medios nacionales e internacionales que operan contra la credibilidad del país y su estabilidad política se han cartelizado bajo una misma matriz: encubrir las razones de fondo que han generado las faltas en el suministro, aludiendo a estratagemas de origen técnico.
Pdvsa cuenta con total capacidad de refinación, acopio y distribución de combustible, lo que durante los últimos años le ha permitido cubrir la demanda del parque automotor a precios bajos sin ningún tipo de inconveniente. Mientras se intenta argumentar que Pdvsa arrastra problemas de producción y refinación "desde hace años", en 2016 y lo que va de 2017 la distribución de combustible ha funcionado con total normalidad.
No por casualidad, estos obstáculos se generan semanas después de que la Administración Trump impusiera sanciones financieras contra Pdvsa, con el fin de limitar su capacidad de refinanciamiento, inversión e importación de insumos necesarios para sus operaciones. Los problemas de producción a los que se aluden sin explicar su fondo, guardan relación con estas acciones de bloqueo, puesto que al país se le ha impuesto un cerco financiero que inhibe la ampliación de sus inversiones.
Sin embargo, la estatal petrolera no se ha quedado de brazos cruzados. Ingentes alianzas financieras con Rusia, China e Irán, en el campo petrolero y no petrolero, establecen una base sólida para que Pdvsa sortee los obstáculos impuestos.
Sanciones, etanol y bloqueo
El 20 de septiembre, un día después de discurso belicista de Donald Trump contra Venezuela ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), la Red de Crímenes Financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés), adscrita al Departamento del Tesoro, emitió una alerta de "corrupción generalizada" que impone un conjunto de pasos para fiscalizar que los pagos externos de Venezuela no tengan "orígenes ilegales".
La narrativa basada en el "narcoestado" y el "crimen organizado" ya no es un asunto retórico, sino que delimita el campo operativo de acciones financieras contra Venezuela, por más que no existan pruebas comprobadas de que el Estado venezolano esté inmerso en estas prácticas.
Bajo esta alerta, EEUU se arroga la facultad de retrasar y hasta bloquear pagos internacionales de los organismos públicos de Venezuela, lo cual hace mella en un esquema de transacciones ya bastante limitado después de que en 2016 Citibank decidiera cerrar las cuentas internaciones de la nación suramericana.
Etanol es el nombre del aditivo utilizado por Pdvsa en sustitución del plomo para la producción de gasolina, y es importado. La limitación en los sistemas de pago del país ha provocado retrasos en el acopio de este insumo que es fundamental para la refinación de combustible.
Incluso analistas económicos de clara tendencia opositora han expresado la gravedad del bloqueo al sistema de pagos de Venezuela.
Con respecto a la situación, Pdvsa ha respondido de forma rápida redoblando la distribución, el apresto de su flota y garantizando el suministro en los sitios de mayor demanda.
Es quizás en el tema de la gasolina que las últimas sanciones de la Administración Trump muestran su capacidad de daño y su orientación de caotizar la vida social y económica de la población. Sin embargo, no sólo se limita a esto. Productos básicos como alimentos y medicinas también han sufrido retrasos en su pago e importación después de aprobadas las sanciones.
Afectar a la población venezolana en sus aspectos más sensibles y revertir cualquier intento gubernamental que sume a la estabilidad política y económica, es la carta que EEUU juega contra el país como mecanismo de compensación al vertiginoso fracaso de la oposición venezolana y como agenda de desestabilización permanente.
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