jueves, 29 de noviembre de 2018

LETRA DIRECTA ǀ El malvado Gorrín

 

Santiago Díaz

En un país con una cultura rentista tan enraizada como en Venezuela, es una tontería decir que alguien hizo una fortuna con su propio esfuerzo y trabajo, sin que el Estado tuviera nada que ver. Para encontrar a un empresario que se haya dedicado a fabricar, por ejemplo, mermelada de mango, envasarla, exportarla y así obtener sus propias divisas, hay que hacer un colosal esfuerzo de investigación. En mayor o en menor medida, de manera legal o turbia, todas las fortunas que se han hecho en este país giran en torno a la renta petrolera. Si quieren ver esta realidad convertida en chiste, busquen el documento fundacional de Fedecámaras donde amenazaban a Medina Angarita para que no abultara demasiado al Estado mientras le exigían subsidios y condiciones especiales.
Nos habíamos acostumbrado —y mala esa, por cierto— a que empresarios y políticos agarraran todo lo que podían de la renta petrolera y luego se fueran, perseguidos por la justicia venezolana o no, a EE. UU., donde podían disfrutar todo lo que se robaron. Desde hace unos días, sin embargo, parece que las urgencias imperialistas de ese país han hecho que tengan que repensar si mantener esta nefasta tradición vale la pena para ellos. Al parecer, como ya ven imposible montar en Venezuela un bodrio pseudolegal como el que usaron para sacar a Dilma del poder y luego a Lula del camino electoral, intentarán hacer un lava jato mayamero.
Que nadie caiga en la trampa: una cosa es la lucha contra la corrupción y otra cosa es montar un parapeto para justificar una intervención. Tal como pasó en Brasil, esta nueva operación empieza a disfrazarse de imparcialidad pisándole la cola a gente de un lado y del otro. Tratarán de enviar señales de que Miami ya no es un santuario para corruptos venezolanos y no faltarán chivos expiatorios para enviar a Venezuela esa imagen y así tratar de hacer que veamos con simpatía la injerencia y un eventual ajuste de tuercas en el bloqueo financiero que ya lleva años afectándonos a todos.
Yo no voy a defender al señor Gorrín. Para eso él tiene un canal de televisión enterito y los fabulosos editoriales de Vladimir Villegas. Pero que a nadie se le ocurra pensar que lo que le está pasando a ese señor en los tribunales gringos tiene algo que ver con la justicia. Gorrín, culpable o no de lo que se le acusa, es apenas el primero de varios nombres que sacarán de un sombrero para probar que, así como irán contra el exministro tal, también irán contra los empresarios que no son afines al gobierno. El peloteo en las redes sociales sobre si Gorrín simpatiza con un bando o con el otro es, como dicen de aquel lado de la acera, un pote de humo para que no veamos el recrudecimiento del cerco económico contra Venezuela.
@letradirectasd

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