domingo, 29 de octubre de 2017

Martín Lutero, espíritu y mensaje


Ramón Castillo

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Ramón Castillo
Santo, cismático, sedicioso, heresiarca, lunático, revolucionario; son algunos de los epítetos dedicados a Martín Lutero a través de la historia. El próximo 31 de octubre se cumplirán 500 años desde que este polémico personaje clavó sus famosas 95 tesis en la puerta de la capilla de la Universidad de Wittenberg, donde era profesor, oponiéndose a las indulgencias puestas en marcha por el papa León X para recaudar fondos para la construcción de la fastuosa Basílica de San Pedro en el Vaticano. Lutero había nacido en Eisleben, Alemania, el 10 de Noviembre de 1483. A los 22 años entró en el convento de los padres agustinos, y luego de su ordenación sacerdotal se dedicó a enseñar teología en la Universidad alemana de Wittenberg. Al principio, Lutero no pretendía una ruptura con la iglesia católica, sino levantar una discusión académica destinada a corregir los errores que percibía como muy graves al interior de la institución eclesiástica. La posición del futuro reformador tomó cuerpo al recibir el apoyo de los príncipes alemanes, quienes vieron una oportunidad para independizarse de la tutela de Roma. La revolución social desatada por Lutero, si bien fue un hecho fundamentalmente religioso, debe ser vista dentro del espacio de contradicciones internas vividas por la cristiandad medieval, ligado a un proceso más amplio de transición del feudalismo al capitalismo. Los cambios religiosos protagonizados por Lutero y otros reformadores suelen ser llamados la Reforma Clásica por los historiadores del protestantismo, para diferenciarlos de la Reforma Radical que promovían los campesinos alemanes, y cuyo más destacado adalid fue Tomás Munzer. Biblia en mano, Munzer convocaba a los campesinos a la rebelión armada contra la nobleza, y acusaba a Lutero de traicionar la esencia liberadora del Evangelio por aliarse con sus opresores. La rebelión campesina fue derrotada, y Munzer condenado a muerte. Se consolidó con sangre una ruptura que hasta hoy es celebrada por unos y condenada por otros, pero que, según historiadores y sociólogos, contribuyó de una manera notable al advenimiento del mundo moderno.

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