lunes, 30 de octubre de 2017

Reflexiones en el área, por Edgardo Broner: Máscaras de Amorebieta


Edgardo Broner
Fernando Amorebieta volvió a los entrenamientos en Independiente con una máscara protectora para su nariz golpeada en el último partido. En dos meses en Argentina, el venezolano ha padecido lesiones, mala suerte y desconfianza, en una sucesión que le impidió asentarse.

Cuando llegó le pusieron la máscara de jugador violento, mostrando los videos en los que enfrentaba al Barcelona. No le tocó el desprecio inicial al jugador vinotinto, por el antecedente de su gol a la Albiceleste y sus 200 partidos en Europa.

El contrato más alto del club, lógico para quien provenía de la liga española, generaba dudas por la veteranía (32), velocidad y exposición a tarjetas. Tuvo un buen debut en Chile, pero luego fue cuestionado en una derrota en Tucumán. La actuación general había sido muy floja y fue uno de los señalados para ir a la banca en la revancha. El siguiente triunfo lo postergó.

En otros juegos, hubo varias fallas en la zaga de los Rojos de las que no se marcaron culpables. Si el de Cantaura hubiera participado, probablemente lo habrían responsabilizado. En una situación injusta, esperaba la oportunidad para cambiar la imagen.

La máscara de la fortaleza vasca la tiene incorporada. Le tocó jugar en Bahía Blanca y se lesionó en una entrada muy fuerte al promediar el primer tiempo. Nadie lo notó porque siguió como si nada. Rengueaba camino al vestuario, pero continuó. Ya en el complemento no podía caminar y lo cambiaron.

Mientras tanto llegó el uruguayo Gastón Silva (23), con características similares, vigente en la Celeste y una buena pegada. En su estreno, se acalambró faltando 15’ y se presentó otra ocasión para el vinotinto, que ayudó a mantener la victoria con su gran empuje.

Independiente sueña con sumar trofeos internacionales haciendo honor al apodo de Rey de Copas y avanza en la Sudamericana. Amorebieta fue titular en Paraguay, pasando Silva al lateral izquierdo. Estaba teniendo un muy buen partido hasta que a los 25’ recibió un codazo alevoso que le hizo estallar la nariz. Correspondía expulsar a Luis Caballero y ni lo amonestaron. Hemorragia y fractura del hueso propio, saliendo con toda la rabia acumulada.

Con la máscara y su estilo de afrontar las adversidades, sigue adelante. Los hinchas y el entrenador Holan apreciaron su entrega. En el camino hacia la Copa, saben que hay un venezolano que juega bien y deja todo en el campo. Para cuando lo necesiten.

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