La Plomada: Vigilancias y seres sociales

miércoles, 23 de octubre de 2013

Vigilancias y seres sociales

por Miguel Guaglianone, El contraataque neoliberal : La primera Cumbre Iberoamericana se realizo en 1991 en Guadalajara (México), y a partir de allí han venido reuniéndose periódicamente (anualmente en los últimos tiempos) los Jefes de Estado y de Gobierno de los países integrantes de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). La OEI nació en 1949 como una oficina internacional para la educación, a partir del Primer Congreso Inberoamericano de Educación celebrado en Madrid. Lo que fuera una institución dedicada a la Educación y la Cultura sufrió en 1985 una modificación fundamental en su estructura y sus objetivos, que fue consolidada a partir de la mencionada primera cumbre en 1991, transformándose en un organismo multinacional a nivel de las máximas autoridades de sus estados miembros. La verdadera razón de esa transformación se explica por la política exterior española, ya que ese país propuso, estimuló y hasta financió este cambio. Su objetivo político fue recuperar algo de influencia del Estado español sobre sus ex colonias latinoamericanas.

por Freddy J.Melo, Palabras en pie : La contrarrevolución no alcanza a manejar su ira en dimensión de locura y ello le hace guardar los trajes democráticos, lujo de ocasión, y bozalear a los pudorosos para el cese de sus siempre tímidos balbuceos. Su plan B permanece listo para armar el estruendo mediático y concertar desvergüenzas internas y externas, en aquelarre de la mentira, buscando un golpe para el cual carece de medios y acariciando el magnicidio y el lanzamiento del país a la vorágine de la guerra civil. Tarea de Sísifo (aquel personaje mitológico condenado en el infierno a subir una pesada roca a la cima de una montaña, de donde incesantemente volvía a caer). La descarga se concentra en cuatro blancos principales –dictadura, libertad de expresión, amenaza a la propiedad privada y comunismo–, en cada caso con absoluto desprecio de la razón y la sindéresis.

por Bruno Peron L., Vigilancias y seres sociales : Al darnos cuenta que la suerte no es una aventura tan casual como se podía esperar, aprendemos a lidiar con la vigilancia. La posibilidad disfraza nuestra ignorancia de tiempo. Creemos en hechos fortuitos porque entendemos poco de lo que está más allá de los acontecimientos presentes. Al darnos cuenta que los actos premeditados no siempre resultan en las consecuencias previstas, reconocemos todavía más la importancia de estar vigilantes. Pero ¿cuál es el punto de partida de quien vigila? Es la conciencia que se tiene del alcance del pensamiento y la acción. Primero tenemos que estar conscientes de que pensar es una forma de ejercer la voluntad, moldear las energías y pavimentar los caminos. El pensamiento prescribe la acción, aunque no siempre emplee la vigilancia. Con todo, esta no nos pone en una posición defensiva, sino de fidelidad a las responsabilidades, y de compromiso con la serenidad.

por Niko Schvarz, El cementerio marino : Recordé un poema de Paul Valéry, titulado “El cementerio marino”, cuando nos abrumaron las noticias de la muerte por centenares de inmigrantes africanos que intentaban llegar a las costas italianas a bordo de barcos que se hundieron. Estos episodios se vienen reiterando dramáticamente. En este caso el cementerio marino es el Mar Mediterráneo. También llevaba ese nombre el cementerio en el cual fue inhumado el poeta a fines de la segunda guerra mundial en la ciudad de Sète, en el Hérault, donde había nacido en el año de la Comuna de París. Uno de los versos del poema dice: “Trémulo mármol bajo tantas sombras/donde el mar fiel entre mis tumbas duerme”. El 3 de octubre, 359 personas se ahogaron frente a la isla italiana de Lampedusa, cercana a la costa de Sicilia, en el naufragio de una embarcación colmada de africanos que había zarpado de Libia con más de 500 inmigrantes a bordo, muchos de ellos provenientes de Somalia y Eritrea, en lo que se describió como la mayor tragedia migratoria ocurrida en Italia desde hace más de 10 años.

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Diego Olivera
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Caracas - Venezuela