jueves, 29 de junio de 2017

Crónica de una intervención en proceso


La intervención como prioridad en la agenda internacional ha sido una de las líneas de ataque en la escalada golpista que la MUD se ha propuesto para 2017, así lo han hecho notar desde comienzos de este año.
Montando la intervención: actores y encuentros
A comienzos de febrero, 34 legisladores del Congreso estadounidense remitieron una carta a Donald Trump solicitando "sanción oficial a los responsables del régimen de Nicolás Maduro por enriquecerse y aprovecharse de la situación humanitaria en Venezuela, violando los Derechos Humanos". Operadores del lobby anticubano y antivenezolano en EEUU como Ileana Ros-Lehtinen, Robert (Bob) Menendez, Ted Cruz y Marco Rubio encabezaron dicha misiva luego de una visita de tres días del vicepresidente de la Asamblea Nacional (AN) electo en desacato, Freddy Guevara, junto a Carlos Vecchio, Armando Armas y José Gregorio Correa. El objetivo no logrado fue entrevistarse con el recién electo presidente estadounidense, Donald Trump, para solicitarle sanciones contra Venezuela.
"Las conversaciones con el Departamento de Estado de los EEUU, las asumiré yo", afirmó Guevara en CNN, al admitir que se había reunido con Ros-Lehtinen y con el ex jefe de esta cartera, Thomas Shannon. 
En dicho viaje, Guevara y compañía se reunieron también con Luis Almagro a quien le solicitaron, en nombre de la Asamblea Nacional, "dar a conocer a los miembros de la Organización de Estados Americanos la situación de Venezuela".
A menos de un mes de haber asumido el nuevo gobierno en Washington, Trump recibió a Lilian Tintori el 15 de febrero en un encuentro en el que participaron el vicepresidente Mike Pence y Marco Rubio, el presidente de EEUU exigió a Venezuela la liberación "inmediata" de Leopoldo López.
El 28 de febrero, el Senado de EEUU apoyó por unanimidad la decisión de Almagro de "invocar la Carta Democrática para evaluar la crisis política y económica venezolana". A ese respecto Julio Borges, presidente de la AN, declaró que la aplicación de la Carta Democrática era viable porque el Gobierno de Maduro ha perdido aliados como Argentina, Brasil y Perú. "Lo importante es que se cree un bloque unánime de todos los países donde Venezuela quede aislada, contra la pared", añadió.
El lunes 27 de marzo, Luis Florido, quien preside la Comisión de Política Exterior, Soberanía e Integración en la AN, asistió a la OEA en compañía de Vecchio y "Pancho" Márquez, dirigentes de Voluntad Popular, y aseguró que el Gobierno considera a la OEA como "el órgano más importante" debido a que "defiende sus propuestas y sus tesis" ante esa instancia hemisférica. Su objetivo, según dijo, era "reforzar la aplicación de la Carta Democrática, pedir elecciones en igualdad de condiciones y libertad para los presos políticos". Para ello se reunió con Almagro y, según declaró, varios actores diplomáticos de la institución.
El 6 de abril, Borges viajó a Washington, previa invitación de Almagro, le agradeció "la preocupación y el acompañamiento de los países de América que, en el seno de la OEA, condenaron la continuación y el agravamiento del golpe de Estado" judicial, por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Aunque el máximo tribunal realizó enmiendas a las sentencias que causaron un impasse entre poderes, advirtió que "continúa el golpe, se ha agravado, junto con la arbitrariedad y la represión del Gobierno" y que la MUD no pide "intervención extranjera, golpe de Estado ni violencia, sino voto y respeto a la Constitución (…) La única intervención que queremos es la del pueblo".
El viernes 5 de mayo, Borges volvió a Washington y se reunió con Mike Pence y el Consejero Nacional de Seguridad, general H.R. McMaster, según informó el director de comunicaciones de Pence, Jarrod Agen. Allí planteó "la preocupación que hay en Venezuela por la grave crisis económica, política y social", además escribió en su cuenta de Twitter que Pence "expresó su preocupación por las violaciones de los derechos humanos y la ruptura constitucional en Venezuela". McMaster es especialista en diseños de guerras como la de Irak.
Ya esa misma semana Borges se había vuelto a reunir con Almagro con el objeto de "frenar la salida unilateral de Venezuela" de dicha organización regional.
El 25 de mayo, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se reunió con Trump en su gira por Europa y trataron sobre las alianzas entre América Latina y Europa. El mismo Tajani invitó a Borges a visitar el Parlamento Europeo en Bruselas el 31 de mayo para declarar que no descarta tomar "medidas parecidas" a las del gobierno de Trump contra Venezuela.
En esos mismos días, Borges envió una carta al director general de Goldman Sachs, banco de inversiones estadounidense, indicando que la compra de bonos venezolanos sería una ayuda financiera a "este régimen autoritario que está violando sistemáticamente los derechos humanos de los venezolanos", además afirmó que "toda deuda sin la aprobación de la Asamblea Nacional será inexistente".
Otros operadores antichavistas como Julio Montoya (18 de mayo), José Guerra (20 de mayo), Ramón López Colina (21 de mayo por 17 días y 9 de junio), Rafael Guzmán y José Manuel Olivares (10 de junio) han viajado a distintas ciudades de EEUU para contactar a financistas de la derecha fugitiva, que dice estar en el exilio.

Transición consentida

El antichavismo 2.0 ha dejado rodar la tesis de que un gobierno de transición contaría con el reconocimiento diplomático de la administración Trump si en Venezuela se declara una ruptura del hilo constitucional. Queda claro que, ante la derrota reciente en la OEA como fracaso del componente internacional y la pérdida de impulso en la calle, las reuniones y viajes de los voceros del antichavismo reflejan a todas luces la agenda intervencionista como opción posterior a una pretendida explosión social generada por el caos interno.
En declaraciones de Trump contra el gobierno cubano, lo acusó de "fomentar el caos en Venezuela colocando en prisión a inocentes, apoyando a asesinos y terroristas". Aun cuando ha hablado varias veces sobre asuntos internos de Venezuela, incluso reunido con ciertos presidentes latinoamericanos, había obviado emitir públicamente alguna directriz hacia la OEA hasta el pasado 15 de junio cuando destacó la "importancia" de su 47ª Asamblea General realizada en Cancún (México) entre el 19 y el 21 de junio. Para dicho evento instruyó al Secretario de Estado y ex-empleado de la ExxonMobil por 40 años, Rex Tillerson, a "colaborar con los países de la región para que avancen las discusiones sobre Venezuela", lo cual se cumplió de manera insistente hasta cosechar el fracaso ya conocido.
La tesis de una transición consentida por los EEUU, junto a las sanciones solicitadas por Borges y Guevara, no son nuevas en la administración Trump; ya en enero pasado lo planteaba Tillerson, definiendo líneas de acción a la MUD.
Voceros del antichavismo como Borges o Ramos Allup han negado que la intervención internacional esté prevista en su agenda. De ser así, ¿por qué tantos encuentros y reuniones con el gobierno estadounidense, sus lobbys, financistas y operadores políticos?

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