Deivis Rodríguez
Agencias
Titánico y cuesta arriba. Así luce la instauración de la reconversión monetaria en Venezuela y que, ha prometido el Gobierno, arrancará dentro de pocos días, el próximo 4 de junio. El primer obstáculo a sortear y en tiempo récord: la sustitución de las casi 16.000 millones de piezas monetarias que hoy se encuentran en circulación en el torrente financiero y que de “facto” deberán sustituirse por el nuevo cono monetario.
Hasta ahora, el Gobierno nacional insiste en que el proceso va y marcha a buen ritmo, aunque ningún vocero oficial ha mostrado en público la remozada familia de billetes —de Bs. 2, 5,10, 20, 50, 100, 200 y 500— sin los tres ceros. El actual presidente del BCV, Ramón Lobo, ha reiterado en repetidas ocasiones que la “reconversión monetaria se viene desarrollando sin contratiempos. Arrancará el próximo 4 de junio y le garantizamos a la población que contarán con las unidades monetarias necesarias en monedas y billetes para sus transacciones”.
El funcionario ha sido enfático al puntualizar que la vieja familia de billetes (Bs. 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000, 20.000 y 100.000) quedará inactiva el próximo 3 de junio para dar paso al siguiente día “a los nuevos billetes y monedas con la supresión de los ceros”.
Y es este punto el que sigue generado mayor debate, discusiones, críticas y discrepancias entre los economistas. Los expertos insisten en que “los tiempos no dan” para aplicar el nuevo mecanismo y la nación no reune las condiciones macro-económicas mínimas necesarias para su normal desenvolvimiento, tal como ocurrió en 2008.
Al cierre del mes de abril se encontraban en circulación un total de 15.983,7 millones de billetes —según datos del propio BCV—. En ese mismo mes se puso en circulación 260,5 millones de billetes nuevos y que se suman a las 437,9 millones de piezas en marzo.
“Queda menos de una semana y el Gobierno deberá sacar de circulación casi 16.000 millones de piezas porque el 4 de junio quedarán desmonetizados, tarea para la cual quedaría una semana. A principios de mayo, el BCV debió comenzar a recoger la unidades viejas y nunca lo hizo, ese proceso por lo general dura entre 30 y 40 días. A groso modo la reconversión luce inviable, poco factible porque los tiempos no dan. A menos que se de una hay transición o circulación compartida de ambos conos monetarios como sucedió en 2008”, explicó el economista Roger Chacín, al ser consultado sobre el tema.
Desde la banca privada las alarmas también están encendidas. Fuentes del sector aseguraron, a este rotativo, que “los cajeros automáticos todavía no se han adecuado y eso lleva más de 45 días.
Tampoco se conoce cuándo llegarán a las bóvedas de los bancos los billetes del nuevo cono y cuándo iniciará el proceso de recibir la vieja familia. Tenemos más dudas que respuestas sobre la implementación del proceso. Los más probable es que dos días antes del 4-J trabajemos a contrarreloj para la adecuación de los sistemas”.
Voces como la del profesor de economía de LUZ, Rodrigo Cabezas, se muestran en desacuerdo por la aplicación de una nueva reconversión, la segunda en menos de 10 años. Para el economista la mayor incertidumbre la genera la “desmonetización” radical “de aproximadamente 18 millones 700 mil piezas de billetes que actualmente circulan, de manera insuficientemente. Esto es de vértigo, quizás la mayor preocupación que deseo señalar (...). ¿Porque no dejar que las dos familias de billetes circulen en el segundo semestre de 2018 como mínimo? ¿Porque no remarcar los 18,7 millones de piezas actuales reexpresándoles en las magnitudes del nuevo cono para evitarse sensibles problemas de ausencia de efectivo”, dijo, recientemente, en un artículo personal.
La misma interrogante se hace la economista María Fernanda Herrera, experta de una consultora privada, quien agregó: “La nueva reconversión tiene más preguntas que respuestas. Lo que más preocupa es que existe mucha desinformación entre la población. Los costos para la nación también son incalculables”.
“En 2008, este proceso generó una inversión superior a los $ 40 millones y hoy la cifra debería sobrepasar los $ 80 millones. No se justifica gastar tanto dinero cuando la economía atraviesa su peor momento: hiperinflación, caída libre de la producción petrolera y quinto año consecutivo en recesión”.
Desde la AN, el presidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico, Rafael Guzmán, insiste en que el Ejecutivo debe suspender la reconversión porque “el sistema financiero venezolano está en riesgo inminente de sufrir colapso”.
Denunció el diputado que aún no han arribado al país las piezas del cono. “No hay un solo billete porque el Gobierno no los tiene, ni tiene cómo pagar la imprenta de éstos en el exterior y la Casa de la Moneda de Venezuela no tiene ni tinta, ni papel para imprimirlos. Hacen falta por lo menos 20 días, es decir, ya vamos tarde”.
Para el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, la tesis que gana mayor fuerza es la instauración de un proceso dual. A juicio del experto, ambas familias de monedas (la nueva y vieja) circularán simultáneamente durante un tiempo indefinido. “La circulación paralela de ambos conos podría generar confusión en los ciudadanos”.
Insiste en que la reconversión monetaria debería venir acompañada de un conjunto de medidas fiscales serias para estabilizar la economía y frenar la hiperinflación. “Si no se ataca el problema de fondo en pocos meses habrá que volverle a colocarle tres ceros a la moneda”, sentenció.
Los datos apuntan a que en 2007, el país contaba con mejores condiciones económicas que facilitaron el proceso: una inflación de apenas 22%; un crecimiento (PIB) del 4% y reservas internacionales por encima de los $ 34.000 millones. Hoy, esos mismos indicadores son otros: un Inpc superior al 13.000%, una contracción del PIB superior al -5% en el primer trimestre y reservas apenas por encima de los 10.000 millones de dólares.
Ante este escenario, algunos proponen al presidente Nicolás Maduro postergar el proceso hasta que mejoren las condiciones. “La nueva familia de billetes y monedas debería empezar a circular a principios de 2019. Utilizar los próximos siete meses para afianzar la campaña informativa, adecuar las plataformas tecnológicas de los bancos, que las personas se familiaricen más con el Bolívar Soberano. Ahorita se ve como un proceso bastante apurado y desorganizado. Muchos aún no entienden lo que es el redondeo de las cifras, su metodología y aplicación”, explicó el economista graduado de la UCV, Carlos Maldonado.
El proceso de reconversión sigue avanzando como las manecillas de un reloj. El tiempo se acaba y muchas la incógnitas se despejarán el 4 de junio. ¿Llegarán los nuevos billetes? y si es así, ¿convivirán con el viejo cono?. Otra de las interrogantes que se suma es: ¿La reconversión iniciará el día de un feriado bancario?. Solo el tiempo lo dirá.
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