lunes, 21 de mayo de 2018

Ataque a hiperinflación: la agenda impostergable


Ángel Mendoza
Archivo
La corrección del rumbo económico aparece en el horizonte postelectoral como una agenda insoslayable. Las obligatorias medidas de ajuste de la economía se hacen impostergables ante el exponencial crecimiento de indicadores como la inflación, el empobrecimiento crítico y la pérdida voraz del poder adquisitivo. 
Pero, ajuste en Venezuela es sinónimo histórico de ‘sacrificios’. Así luce el solo boceto de un plan de medidas que contemple, como exige el académico de la Universidad del Zulia (LUZ) , Rodrigo Cabezas, que “regrese la ciencia económica al Banco Central de Venezuela”. 
Cabezas  sabe que la economía, aunque maneja muchísimas variables, tiene su cimiento en números. Por eso, los dispara, alarmado. “Este es un país que tiene  cinco años con decrecimiento (...) El más grave problema es la hiperinflación y de ahí no se sale ni con cadenas de televisión, ni con supercherías”. 
La alarma de Cabezas no cede. “Tenemos que ir a un gran acuerdo nacional para resolver, por ejemplo, la política petrolera. Nosotros no podemos darnos el lujo de no exportar ni un solo barril de petróleo al inicio de 2019... Y ese es, lamentablemente, el camino al que vamos”, vaticina. 
Andrés Santeliz, colega de Cabezas pero en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), advierte que, aunque coincide en la ‘gravedad’ de la hiperinflación —de la que nadie escapa— sabe que “atacarla puede implicar un alto costo político. No pueden darse medidas con efecto a corto plazo. Hay un desequilibrio muy severo que, para corregirlo, implica tres o cuatro años”. 
 La proyección de Santeliz se contrapone a la de Cabezas, más optimista en cuanto a lapsos. Él estima que “en dos semestres, haciendo las correcciones necesarias”, se verían resultados. 
 Desde LUZ, Cabezas propone un ‘Programa de Estabilización Macroeconómica’ que, básicamente, busca alcanzar tres objetivos: “Volver a crecer, contener y derrotar la hiperinflación, y mantener la estabilidad social y política”. 
Los antecedentes nacionales de medidas para mejorar los índices macroeconómicos y ‘sanear’ la economía no son gratos. Para muchos, el recuerdo de las consecuencias del ‘paquetazo’ de 1989 —traducido en el 27 de febrero— y de la llamada ‘Agenda Venezuela’ en 1994, es infausto.  Cabezas se apura, calificando de “ignorancia supina, la asociación de política económica con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”. 
En este punto, la analista política Maryclen Stelling interviene para asegurar que “las correcciones económicas deben poner delante a lo social. Las compensaciones, la inclusión económica, va más allá de un sistema de inclusión política. No se consigue a través de bonos, ni nada de eso, sino la creación de un programa que incluya a la población que ha sido expulsada”. 
Ese grupo, difuso —pero, evidentemente cada vez más grande— es el que engrosa las cifras oficiales (desafortunadamente ocultas) del crecimiento de la pobreza crítica y la pobreza extrema.
Cabezas asigna un adjetivo a la hiperinflación. Asegura que es “inédita’  pero con un impacto devastador, porque el desplome del salario real involucra caída del consumo, genera desinversión, reduce el gasto e incluso la recaudación de impuestos”. 
Del ojo de los economistas no sale el ‘monstruo’ del control de cambio. Cabezas, tibiamente, asegura que  “hubo un manejo inadecuado del control de cambio”. Pero es más enfático en asegurar que “el control de cambio no puede seguir arbitrando los precios”. 
Ahora bien. Si el problema está en las divisas, se dolariza la economía y punto, parece ser la solución ‘mágica’ que ven muchos. Entre ellos, Santeliz. Ahora, él mismo sugiere la ‘alternativa’ para no proceder a sustituir, de un plumazo, bolívares por efigies de George Washington. 
“Si no quieres dolarizar, deja de imprimir dinero inorgánico. Se te presenta una coyuntura adicional porque tienes un problema grave de flujo de divisas. ¿Por qué? Porque estás distribuyendo pero no generando, y la única manera de generar es producir”, ilustra el docente. 
 El cierre del círculo es, entonces, el punto ya presentado por Cabezas y por cientos de noticias generadas en los últimos meses. Una ‘grave’ situación puertas adentro de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la mayor —y casi única— generadora nacional de billetes verdes.
A la caída de la producción, se suma también  el desmantelamiento progresivo (y denunciado) del aparato industrial. Medidas, soluciones, pasan todos por un urgente —y serio— diálogo nacional.

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